Creo que Luis Lucas Alcaraz González ha confesado alguna vez que quiso ser torero. Pero he aquí que este granadino, que dentro de unos días cumplirá los 50, al final se tiró al ruedo del fútbol, influenciado -y qué buena influencia- por su abuelo.

A «El Espartero», un voluntarioso y valiente torero de final del siglo XIX, se le atribuye la célebre frase «más cornás da el hambre».. Lucas ha toreado en mil plazas, y más de una 'corná' recibió hasta llegar a donde ha llegado, y alguna que otra 'corná' ha sufrido una vez que ha llegado.

Pero todo lo lleva en sus alforjas, las de un profesional hecho a puro golpe de trabajo y muy convencido de sus propias ideas. Sólo así, 'a Dios rogando pero con el mazo dando' Alcaraz es hoy día quien es, un entrenador de fútbol que ha sido capaz de darle una vuelta de tuerca más a eso que dicen que «hay equipos que juegan lo que saben y otros que saben a lo que juegan».

Lucas 'mcgyver' Alcaraz, casi siempre, consigue que sus equipos jueguen a lo que saben, sabiendo a lo que juegan; o si prefieren, la cara B, que sus equipos sepan a lo que juegan, jugando a lo que saben.

Y es muy posible que en Elche lo pueda y lo puedan celebrar. Sería un ejercicio de pura justicia poética, cuando menos para un entrenador que, ¡ay, ay!, curiosidades del destino, tuvo su cénit en el banquillo que será suyo una agridulce noche de junio de 2003 cuando en el Martínez Valero, su estadio, firmó aquel capítulo histórico de una final de la Copa del Rey cuando era entrenador del Recreativo de Huelva, uno de los dos equipos junto al Real Murcia, que logró ascender a Primera División.