Ser profeta delante de los tuyos resulta en todos los lugares del mundo complicado, incluso en Elche. Esa sensación, de no conseguir todos los parabienes de los tuyos, la vive muy dentro el delantero franjiverde Álvaro Giménez. El único ilicitano de la plantilla y, junto a José Ángel, supervivente del Elche que cayó de Primera a Segunda División en los despachos el pasado verano, asume su situación con resignación, reconociendo que «es lógico que no guste a todos» cuando salta al campo luciendo la camiseta del equipo de su ciudad.
En el último partido ante Valladolid, cuando fue sustituido, recibió aplausos, pero también pitos desde la grada. Álvaro no encuentra explicación a esta situación «ya que al ser de casa debería suceder al revés», pero prefiere mirar para adelante y pensar que «la gente tiene su opinión y lo acepto». En temporadas anteriores pasaron por lo mismo jugadores como Aarón Ñíguez, que, al final, consiguió revertir la situación y los pitos se convirtieron en aplausos. Otros futbolistas, que han estado de paso por el Elche y cuyo rendimiento no ha sido el más idóneo, se llevan el aplauso fácil. Es la ley no escrita del fútbol que asume sin rechistar Álvaro.
El jugador ilicitano recorrió ayer con INFORMACIÓN cinco lugares emblemáticos de la ciudad, el Parque Municipal, la basílica de Santa María, la fuente situada junto al Palacio de Altamira, La Calahorra, y la Glorieta y la Dama de Elche que la preside. Todos ellos los lleva muy dentro del corazón como buen ilicitano, al igual que el Martínez Valero, en el que el pasado domingo lució el brazalete de capitán «con orgullo». Le gustaría llegar ser algún día profeta en su tierra, pero sabe que se lo tiene que ganar a base de trabajo.
Renovación
Giménez acaba contrato el 30 de junio, pero no tiene la sensación de que el del sábado en Alcorcón «sea mi último partido» como jugador del conjunto ilicitano. Afirma que «todavía no he hablado nada sobre mi futuro, a día de hoy pertenezco al Elche y por qué no seguir mucho tiempo más aquí». Explica que «en el club me han dicho que a partir de la semana que viene hablaremos sobre el futuro y ahora estoy centrado en poder ganar el sábado al Alcorcón».
Álvaro ha sido fijo en los esquemas de Rubén Baraja y, de hecho, ha sumado 2.878 minutos en 38 partidos. La suya ha sido una buena campaña. «Estoy contento de cómo me ha salido la temporada, he jugado muchos encuentros después de tres años sin hacerlo con constancia. Mi trabajo ahí está. Estoy muy contento con mi rendimiento y con el técnico, que siempre ha confiado», apuntaba antes de reconocer que le queda «el sabor amargo de no haber sido capaz de aportar más goles al equipo. La racha, de la que hablan los goleadores, no me ha llegado».
«Al final me lo tomaba ya a risa, porque ha habido partidos en los que he estado a nada de marcar. Pero no queda más que trabajar y trabajar porque no se puede hacer otra cosa», afirma el jugador cuando se le pregunta la receta para acabar con este déficit goleador.
Álvaro Giménez asume que el sábado en Alcorcón van a salir «a sumar los tres puntos y tratar de que Sergio León sea el pichichi de la categoría». Elogia a su compañero que «todas las que tiene las mete y ha hecho una gran temporada», pero tiene claro que «ha sido un trabajo de todo el equipo».
Valora de «positiva» la temporada realizada por el Elche, a pesar de haberse quedado sin opciones de promoción en las últimas jornadas. «El equipo hizo lo que pudo. Tuvimos partidos claves que si los hubiéramos ganado nos hubiéramos metido», insiste.
Indica que la afición ha sabido valorar el trabajo del equipo «sobre todo por cómo estaba el club en el pasado verano», aunque agrega que «es normal que la gente nos exigiera más cuando el equipo se metió ahí».
