El Elche perdió la oportunidad de superar al Albacete y con los tres puntos poder meterse en la zona de ascenso a Primera División. Cuando todo el entorno franjiverde saboreaba el triunfo de los suyos llegó el inesperado «gatillazo» y, una vez más, el Elche se queda con la miel en los labios, como cada vez que toca con los dedos el «play off».

El empate final deja un mal sabor de boca ya que se estuvo muy cerca la victoria y varias circunstancias lo impidieron cuando mejor estaba el equipo. Los ilicitanos se adelantaron en el marcador, en el minuto 71, gracias a un cabezazo de Pelayo. Con todo a favor, Mandi perdió la cabeza y se autoexpulsó al agredir a un rival. Una acción que un profesional debe evitar, máxime si su equipo va por delante en el marcador.

En la recta final del partido, los manchegos se volcaron sobre el área franjiverde, con más corazón que cabeza y, en el 87, no se fue contundente al defender un balón dentro del área y casi sin querer Víctor Curto llevó el balón al fondo de la red. Nadie acertó a despejar el esférico, Hugo Álvarez lo vio pasar y Javi Jiménez no llegó a atajarlo.

Un auténtico jarro de agua fría en plena primavera. Una vez más, los astros se conjuraron para que el Elche no fuera capaz de meterse en el ático de la competición cuando más cerca lo tenía y tendrá que seguir en su empeño de conseguir ese objetivo. Hasta la expulsión del canario, el Elche tenía el control del partido, pero no supo llevar el segundo al electrónico y terminó pagándolo muy caro. El final resultó demasiado cruel para los intereses franjiverdes.

El Elche saltó al campo con jugadores más creadores como Espinosa y Cristaldo, pero apostó inicialmente por la paciencia a la hora de tumbar a un rival que no quiso arriesgar a pesar de que necesitaba los tres puntos para tratar de escapar del infierno. Baraja decidió cocinar el partido a fuego lento y contó con dos ocasiones en las botas de Sergio León, y, una muy clara, en el 44, de Álvaro, para desequilibrar la contienda.

El preparador franjiverde anunció en la rueda de Prensa del viernes que el de ayer no era un partido para especular. En su once inicial dejó claro que había dado un paso adelante, pero, luego, sobre el campo, el Elche tampoco se volvió loco y midió sus tiempos ante un Albacete demasiado contemplativo.

El equipo iliciano pareció meter una marcha más en la recta final de la primera parte, pero no le valió para adelantarse en el marcador ante un rival blando a la hora de defender. Espinosa y Cristaldo apenas fueron decisivos en este primer período y actuaron demasiado lejos de la portería. La falta de extremos propició que el Albacete lo tuviera más fácil a la hora de achicar espacios.

Tras el descanso, el Elche pareció irse a por el partido y, en el minuto 47, Héctor estrellaba un balón en el larguero tras una buena jugada de ataque de Espinosa, Cristaldo y Álex Martínez, que fue el que puso el balón sobre el canario. Pero este arranque resultó un auténtico espejismo. A medida que pasaban los minutos, el Elche fue perdiendo fuelle en la medular y encontrar huecos en el sistema defensivo manchego parecía cada vez más complicado.

A los 15 minutos, Baraja decidió refrescar la medular con Pelayo, sustituyendo a un agotado Cristaldo, mientras que Álex Moreno salió en lugar de Álvaro. Con esos dos cambios, el Elche volvió a controlar el partido y metió en su campo al Albacete de César Ferrando. Espinosa adquirió mucho más protagonismo y el equipo comenzó a encontrar espacios en la tupida defensa rival.

En el minuto 71, Pelayo, a la salida de un córner, conectó un perfecto cabezazo y el balón entró dentro de la portería del exfranjiverde Juan Carlos. Lo más difícil parecía hecho y era momento de jugar con la ansiedad del rival y sentenciar a la contra. Se había roto el muro y la victoria parecía estar cerca.

Pero, a 13 minutos del final, Mandi perdió la cabeza y se autoexpulsó. A partir de ahí, con diez jugadores, el Elche retraso sus líneas, Hugo Álvarez saltó al campo en lugar de Sergio León y Lolo pasó al centro del campo. El Albacete, con todo perdido, decidió arriesgar, pero su empeño parecía estéril a medida que el partido tocaba a su fin. Cuando todo apuntaba que el 1-0 no iba a variar, en una jugada desgraciada para los ilicitanos, el balón entró llorando en la portería. Nadie acertó a despejar el esférico y besó la red ante la desesperación de todos. El «gatillazo» franjiverde se consuma y el Elche dejaba pasar una ocasión muy favorable para meterse arriba en la tabla.