Pep Guardiola, cuando dirigía al FC Barcelona, solía repetir que Mascherano y Keita eran las niñas de sus ojos. En el caso de Rubén Baraja, el técnico castellano nunca ha dicho qué jugadores son sus preferidos, pero ahí están las estadísticas para demostrar que el delantero grancanario del Elche Héctor HernándezHéctor Hernández Marrero es uno de los futbolistas en los que más confía, aunque no siempre su fe en el futbolista cedido por el Atlético de Madrid le ha dado los frutos que esperaba de él.

De hecho, comenzó la Liga con él de titular y marcó un gol en Huesca. Los primeros diez partidos de Liga los comenzó desde el inicio, pero a raíz del partido en Zaragoza se cayó del grupo de los elegidos. Sus apariciones fueron esporádicas. Fue titular ante el Mallorca, luego frente al Bilbao Athletic y hasta el domingo en tierras castellanas estuvo sin minutos. La verdad es que sorprendió verlo como titular en Anduva el sábado, en el duelo ante el Mirandés. Baraja volvió a ponerlo en el escaparate después de tenerlo varias semanas fuera del foco mediático. Precisamente, su último partido fue en San Mamés, ante el Bilbao Athletic, última vez que los franjiverdes habían ganado un partido. Coincidencia o no, tanto en Bilbao como en Miranda fue titular y el equipo sumó los tres puntos. Entre medio, tres empates y dos derrotas.

Héctor reconoce que durante la semana Baraja había ensayado con él para romper por el centro un sistema como el de Carlos Terrazas, técnico del equipo rojillo, que presiona con siete jugadores y deja atrás a tres. El equipo que es capaz de superar esas dos murallas tiene muchas opciones de llegar con ventaja al área rival, Héctor hizo labores de «artificiero» y le salió perfecto. El plan del Elche era aprovechar los espacios que deja el Mirandés en su espalda para buscar el contragolpe y su tarea la cumplió a la perfección. Rompió muy bien al rival en los 58 minutos que estuvo en el campo por el centro y en su cabeza tuvo un gol, pero el balón se le fue arriba. «Probó conmigo y venía entrenando bien, pero nunca se sabe», confesó cuando se le preguntó si esperaba jugar después de vivir la soledad del olvidado. Tras el mencionado partido ante los «cachorros» del Athletic Club vio los toros desde la barrera ante Numancia, Nàstic, Huesca, Oviedo y Llagostera.

Durante ese período de tiempo, reconoce que lo ha pasado mal y no esconde que había llegado a sufrir «ansiedad», aunque, Baraja nunca le ha dejado de lado, consciente de su potencial. «El técnico ha hablado conmigo para que estuviera tranquilo y al final el trabajo ha tenido su recompensa». A partir de ahora, confía seguir en la brecha brindando partidos como los del sábado y asume que «debo seguir trabajando duro». Mingo Oramas, su entrenador en el equipo juvenil de Las Palmas, dijo de él que «es un buen rematador, potente y que va muy bien de cabeza. Quiere ser futbolista profesional, es serio y competitivo. Un ganador». Actuaciones como las del sábado corroboran que está en el camino de hacer buenas esas palabras y de devolver la confianza a Baraja, que quiere sacarle el futbolista que lleva dentro.