Rubén Baraja se disfrazó ayer en la sala de Prensa de John Benjamín Toshack y recuperó varias frases y gestos del galés cuando estaba sentado en el banquillo del Real Madrid. El bueno de Toshack decía que «los lunes siempre pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a siete u ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos c...». El preparador castellano no dudó ayer en afirmar en la sala de Prensa del Martínez Valero que en el descanso hubiera cambiado a los once y afirmó que sus futbolistas no habían estado intensos en el terreno de juego, que les había faltado actitud, muy cerca de aquel «mis jugadores han corrido hoy por el campo como pollos sin cabeza. Es difícil hacerlo peor». Además, puso en el disparadero a Espinosa, afirmando que debe dar el paso adelante. De ahí que decidiera dejarlo en el banquillo en el tiempo de asueto, de cara a la segunda mitad.

Verdades a medias en un entrenador que también está obligado a hacer un ejercicio de autocrítica y a pasar por alto aquella máxima del Toschack, que llegó a decir que «hay más posibilidades de ver a un cerdo volando por encima del Bernabéu de que yo rectifique».

Baraja debe darse cuenta que su equipo se ha quedado sin fútbol cuando tiene jugadores para hacerlo. Nadie le pide que muestre las virtudes del FC Barcelona, pero al menos, que saque el que llevan dentro muchos de sus pupilos.

Incomprensiblemente, los que son capaces de tocar el balón están actuando de centrales, dícese, Ilie o Lolo, o, por el contrario, se mueven arriba, aislados. Mientras, en el enlace, Pelayo y Mandi hacen labores destructivas, pero no ayudan a que el balón llegue arriba con fluidez. Se provoca una desconexión en esa zona de campo que deja al equipo sin alma, sin fútbol... sin ningún argumento... Al final, este equipo se va a meter en un laberinto y no va a ser capaz de saber a qué juega. Da la sensación de que se hace todo al revés o que, como en las bodas bíblicas de Caná, el buen vino se deja para el final. Setenta minutos a la basura empeñado en que no ocurra nada, para, a continuación, pegar un arreón final en busca de la victoria.

Baraja no se decide por un sistema más ofensivo, quizás porque con el suyo los resultados muchas veces le han dado la razón. Ayer, el Huesca pudo golear. Con todo perdido se buscó el partido. Salieron al campo Cristaldo, Eldin y, sobre todo, un desequilibrante Álex Moreno. La lógica casi valió para sumar los tres puntos. Leo Franco, en la última jugada del partido, evitó que Mandi firmara la remontada.

Más de lo mismo. Se dejan pasar muchos minutos en balde y cuando las cosas se complican, como sucedió ayer con el gol de Fran Mérida, en el minuto 27, se da el paso adelante y se pone sobre el tapete a los «jugones». La verdad es que Baraja no ayudó mucho.

Si se quiere fútbol, lo lógico es situar al menos a un jugador creativo en la medular y olvidarse de colocarlo de central. Con presionar la salida de Ilie y Lolo, el Huesca lo tuvo fácil para provocar el cortocircuito. Además, en un equipo en el que sólo había un central sano, Caro, lo situa de lateral derecho, con Isidoro en el banco, tampoco tiene fácil explicación.

Con la permanencia prácticamente en el bolsillo,y sin la presión de los equipos de arriba, este Elche debe jugar a otra cosa. No es crear una corriente de opinión, ni nada que se le parezca, pero Baraja debe reflexionar sobre ello.

La primera parte resultó un canto al desastre. En ese ejercicio de que nada ocurra, un error defensivo provocó que Mérida entrará en el área y adelantara al Huesca tras un potente zurdazo, que Javi Jiménez no acertó a despejar. Tras el descanso, nada varió. Bueno. El equipo oscense tuvo hasta cuatro ocasiones claras para marcar. Baraja sacó a Eldin, luego a Cristaldo y, en el 70, a Álex Moreno, que revolucionó el partido por su carril izquierdo. Sergio León logró el empate en el 80, desde el punto de penalti. De ahí al final, el Elche le metió otra marcha al duelo. Nagore fue expulsado, en el 83. Incluso en el tiempo añadido, Leo Franco evitó el gol franjiverde a disparo de Mandi, aunque Camacho también tuvo la suya. Su disparo salió cruzado. No hubo tiempo para le remontada. El punto no gusto a nadie, pero al menos los visitantes jugaron para ganar.