Pelayo Novo dio un gran susto en el entrenamiento vespertino de ayer. El centrocampista, en el transcurso de un partidillo, recibió un golpe, cabeza con cabeza, en una jugada fortuita con su compañero José Ángel y sufrió un desfallecimiento.

Tras ser reanimado en el mismo terreno de juego, fue trasladado al vestuario para que se recuperase. En principio parecía que se trataba sólo de un lance del juego y de una cosa sin importancia. Pero, cuando fue a levantarse de la camilla, volvió a sufrir mareos y fue entonces cuando el cuerpo médico decidió llamar una ambulancia de DYA para que lo llevase hasta el hospital del Vinalopó y así evitar cualquier riesgo..

Una vez en el centro médico, donde estuvo acompañado por el doctor César Quesada, fue sometido a diferentes pruebas y le fue realizado un TAC, que desveló que no tenía nada en la cabeza.

El futbolista asturiano se pudo marchar a su domicilio, aunque deberá guardar reposo durante 24 horas y, si no surge ningún contratiempo, está previsto que el viernes se pueda incorporar a los entrenamientos junto al resto de sus compañeros.

Cerca de las 11 de la noche, el club ilicitano emitió un comunicado en el que señalaba que Pelayo había sufrido una traumatismo craneoencefálico tras el choque con José Ángel.

Por su parte, el canterano también sufrió un traumatismo craneoencefálico, pero más leve y le tuvieron que poner dos puntos de sutura, pero no tendrá problemas para poder entrenar hoy jueves con el grupo.

El recuerdo de Córdoba

Cuando ocurrió el desfallecimiento de Pelayo, muchos de los que algunos siguen en el club ilicitano, entre los que se encuentra el doctor César Quesada, recordaron lo que ocurrió el 13 de septiembre 2012, en el partido de la Copa del Rey entre el Córdoba y el Elche, en el estadio Nuevo Arcángel. En aquella ocasión, el jugador asturiano, al bajar por el túnel de vestuarios, estuvo a punto estuvo de perder el conocimiento, flojeándole las piernas y con síntomas evidentes de una lipotimia. Pelayo se tuvo que quedar ingresado en un hospital de la ciudad cordobesa y al día siguiente regresar a tierras ilicitanas.

Esta vez, el mareo fue como consecuencia del golpe con José Ángel y no tuvo nada que ver con los que le sucedió hace más de tres años en Córdoba.