El Elche ha recuperado el pulso vital de su fútbol, después de un tiempo de incertidumbre en el que se llegó a poner en duda todo lo mostrado en el arranque de la competición. El inicio de campaña resultó ilusionante, a pesar de que en el primer partido de Liga se cayó ante la Ponferradina (2-0) en El Toralín. Se fue capaz de llegar a la sexta jornada de la Liga Adelante en segunda posición de la tabla, en puesto de ascenso directo a Primera, con 11 puntos. Pero en apenas seis días, los que mediaron entre los partidos ante Llagostera (4-1) y Mirandés (1-4), el equipo recibió un baño de realidad. La categoría es muy complicada y vivir en la zona noble es una tarea ardua. Tocó bajar a la tierra para volver a impulsarse, pero siempre desde una óptica cortoplacista, en la que lo importante es el próximo partido y no pensar en grandes hazañas. El equipo se miró al espejo y se dio cuenta que salía difuminado.
Ante Almería y Leganés se optó por cambiar el estilo en busca de solidez defensiva cambiar el estilo en busca de solidez defensiva y, a partir del día del Zaragoza se volvió al «modus operandi» del principio. Un paso atrás, necesario, para, a continuación dar dos adelante. El planteamiento salió bien y ahora, viviendo alrededor del balón, se ha sabido corregir errores y el equipo ha ganado en autoconfianza y se ha dado cuenta que el trabajo realizado es el correcto.
En las últimas semanas, el Elche ha crecido alrededor del balón, con un sistema táctico en el que la mayoría de los futbolistas está dando lo mejor de sí mismo, partiendo de la solidez defensiva, a pesar de que no se ha repetido un once inicial en los trece partidos disputados de competición. Además, hasta 22 jugadores han tenido la oportunidad de mostrar sus cualidades, incluidos los canteranos.
El balón como aliado
Baraja intentó superar el primer bache de temporada con un fútbol más práctico, tratando de minimizar riesgos en la salida del esférico y de utilizar más los balones largos con el fin de tapar la sangría provocada por los goles en contra. Se recibieron muchos al arriesgar de forma innecesaria balones en la salida del equipo hacia su medio campo y se trató de arreglar dicho desaguisado bajando a las catacumbas y dejando de lado el frac que el equipo lució en los primeros partidos.
Salió bien ante el Almería, un equipo demasiado frágil defensivamente, no gustó esa propuesta ante el Leganés, a pesar de que el punto se dio como bueno, sobre todo, porque se mantuvo la portería a cero. En Zaragoza se perdió, pero la propuesta ilicitana fue otra y sólo dos pequeños detalles decantaron la balanza del lado mañico. Frente a Osasuna el equipo jugó a lo que sabe, a pesar de recibir un gol a los 40 segundos, y los tres puntos se quedaron en casa. Y el sábado, en Lugo, se arañó un punto en un campo difícil y se estuvo muy cerca del triunfo.
Vuelta al 4-4-2
Rubén Baraja está apostando ahora con un sistema táctico en el que predomina el 4-4-2, tratando de aprovechar arriba la movilidad de Sergio León, con mucha pólvora en el área rival, y de Álvaro, que está creciendo como futbolista. Desde la banda derecha es Espinosa el que dibuja las diagonales hacia el balcón del área rival. El talaverano cada día se encuentra mejor en su juego y su calidad la está aprovechando el equipo. Héctor ha sido el sacrificado. El canario fue titular hasta la jornada diez. En las tres últimas no ha sumado ni un minuto. En banda izquierda, por contra, Álex Moreno ha bajado el rendimiento mostrado a principio de campaña y el preparador ha tenido que colocar en esa zona a Cifu en una ocasión, con Isidoro de lateral. En el doble pivote, la lesión de Lolo rompió inicialmente el equilibrio futbolístico del equipo en la medular, pero poco a poco Ilie ha ido cogiendo el pulso a la posición. El catalán tiene una salida de balón espectacular, pero le ha costado hacer el otro fútbol, ese que no se ve y que permite a los equipos mantenerse vivos cuando el rival domina. Poco a poco lo ha conseguido, ya recupera balones como el que más, con Mandi como acompañante en tareas destructivas. En Lugo fue Pelayo el que hizo ese trabajo, ya que el canario estaba sancionado.
Hay momentos de partido que Baraja utiliza el 4-2-3-1, cuando opta porque Espinosa arranque por el centro y sitúa a Álvaro en la banda, pero entiende que el centrocampista manchego es más útil al equipo partiendo desde la línea de cal hacia el centro ya que cuando llega al área tiene a dos compañeros con los que asociarse. Debe sacrificar lo invididual por lo colectivo. Beneficiado, el equipo.
Solidez defensiva
Los ocho goles que le hicieron al equipo Llagostera y Mirandés, cuatro cada uno, provocaron una crisis de identidad en el equipo. Poco a poco se ha podido abandonar el diván y el Elche ha vuelto a la normalidad. Armando se ha convertido en un auténtico baluarte en el centro de la defensa, formando pareja con Hugo Álvarez, aunque cuando ha jugado Caro también ha demostrado su valía. Se ha conseguido el equilibrio necesitado y la perdida de balones tontos al borde del área. El único pero, los goles que se han recibido ante Osasuna y Lugo a partir de balones que quedan libres al borde del área y en los que los rivales están aprovechando las segundas jugadas. Ese tipo de acciones hay que trabajarlas mucho más para no recibir goles demasiado fáciles de los equipos contrarios.
Sin repetir once
Fran Baraja no ha repetido equipo en lo que va de Liga y salvo el lesionado José Ángel, que ya viajó a Lugo, todos los jugadores de la plantilla, 22, han tenido la oportunidad de dar a conocer su valía al técnico. Existen futbolistas intocables como Jaime Jiménez, Armando, Hugo, Cifu Sergio León, Álvaro, Espinosa y Álex Martínez, mientras que el resto también ha aportado sus cosas al equipo y no paran de llamar a la puerta del entrenador. Alguno, como en el caso de Ilie, se han ganado una plaza tras la lesión de Lolo. Otros, como el griego Nikos Vergos ha marcado dos goles y todavía no ha sido titular desde el inicio. Baraja hace cada jornada borrón y cuenta nueva y en función de las virtudes y defectos del rival dibuja su plan a seguir.
Los canteranos, protagonistas
Samu y Anaba terminaron jugando el sábado en el Anxo Carro ante el Lugo, lo que demuestra que Baraja no mira la procedencia de sus jugadores y los utiliza en función de las necesidades del equipo. Samu tuvo 36 minutos y dio el pase del gol a Sergio León, un perfecto servicio.
También han tenido sus momentos en el equipo otros jugadores de la cantera como Pol y Liberto, sin olvidar a Álvaro, que es uno de los futbolistas importantes del equipo para el preparador castellano y poco a poco están demostrando su calidad.
