El Elche cae en la red de José Bordalás y deja escapar tres puntos del estadio Martínez Valero a manos de un Alavés que vino a por un punto, como mínimo, y, gracias a una falta directa, ejecutada de manera magistral, en el minuto 74, se llevó el triunfo para tierras vascas. El detalle fue cruel con los franjiverdes. La falta debió evitarse, conociendo las características del rival, pero al equipo le faltó personalidad para buscar líneas de pase. No se supo hacer y Bordalás pudo imponer su criterio y maniatar a los jugadores ilicitanos.

Ni siquiera ante diez jugadores, Carpio fue expulsado, en el minuto 76, tras ver dos tarjetas amarillas, los franjiverdes fueron capaces de al menas empatar el duelo, aunque, en el minuto 86, una gran intervención del meta Pacheco, evitó que Sergio León empatara el duelo.

El equipo de Bordalás supo maniatar al Elche y eliminar su creatividad y Rubén Baraja y sus pupilos no fueron capaces de dar con la tecla. Quiso, pero no pudo, durante la mayor parte del encuentro, y cuando tuvo que meter una nueva marcha, para al menos igualar el gol en contra, su motor futbolístico se gripó.

Cuando fueres yunque, sufre como yunque, cuando fueres mazo, pega. Un dicho que refleja la realidad de un partido entre dos equipos como Elche y Alavés, con filosofías de fútbol diferentes, pero, un solo objetivo, sumar los tres puntos. Son muchos los caminos que llevan a la gloria, a veces diferentes, pero en esta ocasión los franjiverdes no encontraron el adecuado para romper la portería del meta Pacheco. El equipo vasco refleja la solidez del yunque, el franjiverde, el golpe del mazo, aunque en esta ocasión, se perdió la confianza en las propias posibilidades. El partido ya se sabía por dónde iba a ir, pero no se buscaron las soluciones adecuadas. La derrota es un castigo demasiado grande, pero tampoco se mereció la victoria la escuadra local.

Jugar contra los equipos de José Bordalás obliga a ser constante y no desesperar a lo largo de los 90 minutos. La intensidad de los pupilos del exentrenador franjiverde es desmedida y si el balón pasa, como decía un entrenador de los antiguos, el jugador no. Laguardia, al que el árbitro le perdonó la segunda cartulina un par de veces, fue ayer el ejemplo más claro.

Así una y otra vez. El partido fue trabado desde el pitido inicial y el Elche no fue capaz de agrietar ese yunque. Ese tipo de partidos sin alma los rompe una individualidad y ayer, durante los primeros 45 minutos, no hubo ningún futbolista que lo hiciera. Tampoco tras el descanso aparecieron los Espinosa y Sergio León y, así, es difícil hacer daño a rivales como el Alavés. No hubo paso adelante.

Los porteros fueron meros espectadores en un partido dominado por dos conceptos diferentes y en los que el fútbol salió un tanto borroso. Tan solo un remate de cabeza de Armando, facilón para Pacheco, y otro de Kilo Femenía que repelió el palo, que estuvo cerca de aprovechar un error en la cesión de Armando a Javi Jiménez.

Baraja dio entrada en el once inicial a Mandi y Cifu por Pelayo y Álex Moreno, lo que obligó a Espinosa a partir desde la derecha. Se jugó sin apenas bandas y Cifu, cuando actúa como mediapunta, se pierde en mil batallas y rompe con menos precisión que cuando parte del lateral.

El 4-4-2 pareció claro, aunque Álvaro no tuvo reparo en muchas ocasiones en bajar hasta el centro del campo para dejar huecos a los medias puntas Espinosa y Cifu. Con esa idea, el Elche estuvo 62 minutos. En ese instante, Baraja no quiso forzar más a Cifu, que durante la semana no había entrenado bien por problemas musculares y se había perdido por ese motivo el encuentro en Lugo.

Con Álex Moreno en el campo se buscó desborde por banda, pero no llegó. Quien se empeña en pegarle una pedrada a la luna no lo conseguirá, pero terminará sabiendo manejar la honda. Con esa idea, que refleja un proverbio árabe, regresó al campo el equipo franjiverde, pero se forzó una falta al borde del área que pudo evitarse y, Raúl García puso el balón por toda la escuadra.

El Elche sabía las armas que utiliza el Alavés y en vez de combatirlas con los propios argumentos futbolísticos se cayó en la trampa y ante rivales como el vasco los errores se pagan caros. Demasiado.