Bofetada de realidad. Esa es la que sufrió ayer el Elche en su duelo ante el Mirandés. La Segunda División no perdona los errores y ayer el conjunto franjiverde cometió demasiados ante un rival como el Mirandés que supo en todo momento a qué jugar y se llevó la victoria de forma merecida.

El 1-4 final refleja la diferencia que hubo en el campo entre ambos conjuntos. Aunque duela, después de las ilusiones que se habían puesto en este grupo de jugadores en las primeras jornadas de competición, la realidad es terca en sus argumentos y sacar adelante los partidos no es sencillo. Está bien tener un equipo de «jugones», se vende muy bien esa idea, pero por encima de todo el fútbol es equilibrio y desde la lesión de Lolo Rubén Baraja no ha encontrado el hombre que necesita para evitar que el equipo se haga añicos por el centro.

Ni Ilie, ni tampoco Mandi son capaces de hacer ese papel y el resto del engranaje del equipo lo nota en exceso. Las bandas han dejado de ser una autopista hacia las áreas rivales, el rigor defensivo se pierde y la superioridad en los uno contra uno ha desaparecido.

Lo del Llagostera pudo ser un accidente, pero ayer se repitió la historia. En un campo para jugar al fútbol, con espacios, fue el rival el que te hizo bailar a su ritmo de música y eso resulta preocupante. A este Elche se le atragantan los equipos como el Mirandés que presionan como lo hacen los castellanos y, encima, la ansiedad está llevando a cometer errores individuales que estan penalizando en exceso.

El Elche fue ayer un equipo atenazado durante la primera parte, nadie lo intentaba y el rival, con su presión, anulaba toda intención franjiverde de llegar al área de Raúl. El dúo Ilie-Mandi no fue capaz de imponerse nunca en la medular a un Mirandés bien guiado por Rúper, con Néstor Salinas moviéndose con facilidad entre líneas y seguro atrás.

Ya, desde el principio, el Mirandés ganó la partida. Rúper eligió campo e impidió que los franjiverdes comenzaran atacando hacia la portería de fondo norte, cuando lo habitual es hacerlo al revés. Fue un mal presagio y una derrota en la guerra sicológica.

Luego, ya en el campo, el 3-4-3 de Terrazas se le atragantó al Elche que no fue capaz de llegar al área rival y que erraba una y otra vez en los pases.

Sin embargo, en el minuto 10, Ilie pudo adelantar al Elche a la salida de un córner. El catalán no acertó en el remate y en esta ocasión la estrategia tampoco fue aliada de los franjiverdes. El conjunto «rojillo» también tuvo un par de ocasiones para desequilibrar la contienda, aunque tampoco el meta franjiverde tuvo mucho trabajo.

Tras el descanso, se esperaba que la charla de Baraja iba a dar sus frutos, pero todo se vino abajo en el primer minuto de la reanudación. A la salida de un córner, Sergio León falló en el despeje, Javi Jiménez no acertó a coger el balón y, Galán, muy atento, solo tuvo que empujarlo dentro de la red. El 0-1 dejó ya sin argumentos al equipo franjiverde. El 1-4 de la derrota en Llagostera volvió a su cabeza y la ansiedad se adueñó de los jugadores.

Baraja trató de arreglar el equipo, puso en el campo a Nono en lugar de Ilie, pero en un error en la salida de balón de Álex Martínez, Lago Junior se llevó el balón, se lo cedió a Néstor Salinas y éste se lo puso a Ion Vélez para que lo empujara dentro.

Con todo perdido, el técnico franjiverde puso en el campo a Nikos Vergos y, en el minuto 73, el griego de cabeza, picando muy bien el balón, acortaba distancias. El tren del partido parecía estar en el andén franjiverde, el equipo vio el miedo en el rival y se fue a por la remontada. Pero, un nuevo error truncó toda reacción. Espinosa cedió mal a su portero, Lago Junior se adelantó y provocó la expulsión de Javi Jiménez y el penalti. Néstor Salinas no falló desde el punto fatídico, con Mandi bajo los palos como portero, y el partido tocó a su fin. Ya cerca del final, un infatigable Lago Junior hacía el 1-4 que redondeaba una gran tarde de los castellanos y una jornada para olvidar de los franjiverdes.