El rumano Cristian Sapunaru acudió ayer por la mañana al Juzgado de lo Social de Elche para reclamar su despido improcedente. En el juicio se personó el propio jugador y representantes del Eche CF, pero finalmente se suspendió ya que el futbolista quiere alcanzar un acuerdo amistoso y pasar página de este asunto que se remonta a la etapa del técnico Fran Escribá, con el que no mantenía una buena relación.
Sapunaru reclamaba una indemnización de más de un millón y medio de euros tras ser despedido el 20 de agosto de 2014, a pesar de que aún le quedaban dos años de contrato. Su indemnización no se ve afectada por la Ley Concursal, por lo que el club tendría que hacer frente al pago de una suma de dinero muy importante. De hecho, fuentes de la entidad aseguran que este asunto puede ser «una ruina para las arcas del Elche» si no encuentra una salida satisfactoria.
Sin embargo, el rumano llegó ayer a Elche con otra actitud y en el juzgado transmitió su voluntad de alcanzar un acuerdo, lo que ha sorprendido a la entidad franjiverde ya que se trataba de un caso perdido al cien por cien y dada la actitud que había mostrado anteriormente el jugador.
Sapunaru solicita por la pasada temporada 2014-2015 una indemnización cercana a los 700.000 euros, más otra por la permanencia que alcanzaría los 160.000 euros. Y por la temporada actual, y última de su contrato, roza los 700.000 euros y la misma indemnización por mantener la categoría. El jugador tenía pactadas once mensualidades por cada temporada, por más de 60.000 euros cada una.
En verano de 2014 ambas partes se vieron las caras en el Servicio de Mediación, pero no hubo acuerdo y quedaron citados en el Juzgado de lo Social.
El rumano, que ya sabía que no entraba en los planes del técnico Fran Escribá, tenía dos años más de contrato y se le dio de baja a tres días para que se iniciara la temporada 2014-2015. Llegó en julio de 2013, jugó ocho partidos y atesoró 663 minutos en la 2013-2014. La entidad franjiverde, para forzar su salida, le abrió un expediente disciplinario como paso previo a su despido para demorar de esta forma el pago de las cantidades pendientes de su contrato. El Elche buscaba con el despido aplazar lo máximo posible el pago y poder así aligerar su presupuesto.
En dicho expediente firmado por Jesús de Huerta, se hacía referencia al bajo rendimiento que ofreció en el terreno de juego y su actitud en cenas de la plantilla y dentro del vestuario. Coincidiendo con el amistoso de agosto de 2014 ante el Raja Costablanca, Sapunaru puso una nota adhesiva en su taquilla del vestuario en la que hacía alusión al pago íntegro de su contrato en tono jocoso. También brindó, en un restaurante, con una copa en alto, su contrato firmado por el Elche y dijo que venía a disfrutar de las playas como una de sus prioridades.
