Del 24 de abril al 24 de julio. Tres meses separan un Juan Anguix en plan salvador, subido en el escenario del Centro de Congresos de Elche rodeado de aficionados pidiendo deseosos que cogiera las riendas del club, y el que el viernes comunicaba al alcalde Carlos González que estaba por la labor de dejar paso a un grupo de empresarios para que solucionaran el pago de 7,2 millones a los jugadores para no descender a Segunda B.
Aquel día de finales abril, Anguix prometió que tenía cinco millones para pagar a Hacienda. El tiempo demostró que no era así y esa falsa promesa le ha costado muy cara al empresario valenciano. Toda una pesadilla que costará olvidar a todo el entorno del club ilicitano.
Nadie olvida lo ocurrido en este período de tiempo en el que el Tribunal Administrativo del Deportes (TAD) lo bajara a Segunda División.
La herencia de Sepulcre y la falta de poder financiero ha llevado al club al abismo. Una caída libre que no parece tener fin, ya que el próximo viernes, si no se paga a los jugadores, se puede descender a Segunda División B
Del todo a la nada
La travesía comenzó con el empresario valenciano llevado en volandas por la masa y que provocó la dimisión de José Sepulcre. Por sorpresa, el 28 de abril Juan Anguix era nombrado presidente del Elche CF. y confesaba en rueda de Prensa que «mañana me reúno en Madrid con Hacienda, no hay tiempo que perder».
La afición terminó harta del anterior máximo dirigente y depositó toda su confianza en Anguix, que había sido uno de los artífices del ascenso del Elche a Primera División y que siempre se había mostrado contrario a los tejemanejes de Sepulcre.
Seguidamente, el 15 de mayo, el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) validaba al Elche la ampliación de capital de 14 millones aprobada el 28 de abril por la Junta Extraordinaria de Accionistas.
Paralelamente, las negociaciones con Hacienda se fueron prolongando. Sepulcre no había sido capaz de cumplir con la AEAT ni el 31 de diciembre, ni tampoco en la última jornada de marzo.
El 5 de junio saltaba la sorpresa cuando el Juez Único de la Liga descendía al Elche a Segunda División al considerar que la deuda exigible con Hacienda no estaba ni abonada, ni aplazada, ni acreditada como aseguraba la propia AEAT.
Un pagaré, denominado por Javier Tebas, presidente de la LFP, como 'trucho', provocó que al Elche no se le diera el certificado positivo y se le bajara de categoría por reincidencia.
El Elche se vio obligado a litigar ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) para salvar dicha sanción. Pero todo se vino abajo cuando el 13 de julio el TAD confirmaba la sanción del Juez y dejaba al equipo ilicitano en la categoría de plata.
El 16 de julio, la justicia ordinaria ofrecía un balón de oxígeno al Elche concediendo una cautelarísima que congelaba el descenso a Segunda División. La alegría duró muy poco. Ya que el día 21, lunes, la jueza Eva María Alfageme no tenía piedad de la entidad ilicitana y confirmaba el descenso administrativo del equipo ilicitano a Segunda División.
A partir de ahí, ha comenzado una lucha por conseguir 7,2 millones para pagar a la plantilla con el fin de no caer a la Segunda División B.
En poco más de tres meses, el Elche ha vivido una auténtica pesadilla y puede pasar de hacer una gran campaña en Primera División a caer a la categoría de bronce del fútbol español o incluso a cerrar las puertas del estadio por desaparición.
Además, en ese periodo de tiempo la afición franjiverde ha podido ver cómo se desmanteló primero la secretaría técnica con las salidas de Víctor Orta y Emilio Vega. Luego, rescindió contrato Fran Escribá. El técnico milagro del equipo franjiverde decidía rescindir los dos años que le quedaban de contrato y marcharse al Getafe. Se iba cansando tras un año muy complicado.
Seguidamente ha llegado la desbandada de los jugadores que lograron la permanencia a tres jornadas del final de Liga. El centrocampista Mosquera ha sido el último en salir y detrás de él lo harán sus compañeros Lombán, Víctor, Faycal, Aarón y Cristian Herrera.
