Fran Escribá, entrenador del Elche, terminó ayer satisfecho con el empate logrado ante el Levante UD (0-0) en el «Ciutat de Valencia» porque el objetivo del equipo «era el de superar la clasificación de la temporada pasada, y la puntuación, y lo hemos conseguido» en ambas parcelas.

El técnico se cebó con el mediapunta franjiverde Aarón Ñíguez, que se empeñó en coger el balón y ejecutar el penalti cuando Lombán era el elegido. Con el agravante de que el meta Mariño impidió que el Elche se adelantara en el marcador. «No permito que un jugador me diga el once o la táctica, y tampoco que desobedezca la orden de quién tira un penalti. Me da igual si lo hubiera marcado. El cambio por Coro no obedece al fallo».

En esa línea, no dudó en afirmar que «si no hubiera tenido cambios para sustituir a Aarón, me hubiera quedado con diez jugadores en el campo. No lo permito. Nada más lanzar el penalti lo cambié y el cuerpo me decía no dejarle que se sentara en el banquillo y se fuera para el vestuario. Esas cosas no las permito». En ese enfado con el jugador ilicitano confesó que «la suerte que tiene es que ha terminado la temporada. Esa autogestión no puedo permitirla en el vestuario».

En el lado positivo del partido colocó el debut del meta Pol, que en la recta final del partido sustituyó al lesionado Tyton. «Me hubiera gustado que debutara en otra circunstancia, pero se lo merece. Durante la semana valoramos la opción de ponerlo desde el primer minuto», concluyó.