El Elche ha logrado sobreponerse a una temporada convulsa a nivel deportivo e institucional y ha logrado su segunda permanencia consecutiva en una campaña en la que consiguió el objetivo con más holgura que hace un año al certificarla a tres jornadas del final de la Liga.

Consecuencia de las dificultades de la temporada fue el cambio en la presidencia del club en el mes de abril cuando José Sepulcre abandonó el cargo, que fue ocupado por Juan Anguix.

El equipo ilicitano afrontó el campeonato con una plantilla limitada y sin completar, formada sólo por veinte jugadores, tras las irregularidades detectadas el pasado verano por la Liga de Fútbol Profesional (LFP) en la gestión de la entidad.

La patronal de clubes redujo el presupuesto para fichajes del Elche, que tuvo que reclamar a sus jugadores y a su entrenador una rebaja para poder cumplir con el límite salarial e iniciar la competición.

A los problemas económicos se unió un mal arranque del campeonato que llevó al Elche a la zona de descenso en el mes de noviembre. El equipo entrenado por Fran Escribá llegó a ser colista de la competición durante varias jornadas y cerró el año 2014 como último clasificado con sólo diez puntos.

Los fichajes realizados, salvo el brasileño Jonathas, no funcionaban y en el club se echaba de menos a gran parte de los jugadores de pasado campeonato.

Por entonces, la afición ilicitana, muy crispada, ya demandaba un cambio en la cúpula del consejo de administración presidida por Sepulcre. A los problemas deportivos se unieron los económicos, ya que el club comenzó a adeudar mensualidades a jugadores y empleados.

Fran Escribá reclamó la necesidad de fichajes para hacer reaccionar al equipo y tuvo a sus órdenes durante casi tres meses al congoleño Gaby Mudingayi, quien cansado de esperar decidió marcharse en enero tras comprobar como el club, castigado por la LFP, no podía tramitar nuevas licencias.

El panorama era desolador, pero el Elche reaccionó de forma imprevista y logró salir del descenso justo en la última jornada de la primera vuelta remolcado por los goles de Jonathas y las paradas del portero Tyton, quien tras un inicio tibio justificando su fichaje, al igual que hicieron el resto de las incorporaciones.

Técnicos y jugadores se aislaron del ruido institucional y se conjuraron para lograr la permanencia en una segunda vuelta notable, sobre todo lejos del Martínez Valero, a pesar de lo limitado de la plantilla, que durante gran parte de la Liga no pudo contar con su único medio centro, Pedro Mosquera, lesionado de gravedad en una rodilla.

El equipo ilicitano, pese a los problemas durante toda la temporada para completar una convocatoria con jugadores profesionales, sólo cayó ante los grandes y ganó o puntuó en la mayoría de los compromisos ante rivales directos.

El ruido institucional no cesó, ya que hubo un cambio de consejo, ni los impagos a los futbolistas, que decidieron no comparecer ante los medios de comunicación para centrarse exclusivamente en la salvación deportiva.

El equipo de Escribá, con tres victorias en cuatro partidos, asegurar la permanencia a tres partidos para la conclusión de la Liga, aunque ni siquiera con la permanencia llegó la tranquilidad al club.

Los gravísimos problemas financieros y la división del vestuario tras conocerse que cinco jugadores, los supervivientes del ascenso, aceptaron una mejora de contrato al margen del resto del vestuario han enturbiado el ambiente.

Jugadores como Edu Albacar, Sergio Pelegrín, Manu Herrera o Ferrán Corominas, históricos en el Elche, no han tenido un buen final en la entidad por culpa de esta situación, lo que ha dejado un poso amargo a una excelente temporada deportiva.