Dos goles de Griezmann y uno de Raúl García pusieron la firma a un partido muy aseado de los franjiverdes en el Calderón, ante el Atlético, en el que al final se impuso la lógica futbolística. Los rojiblancos curaron heridas de su eliminación en la Champions ante el eterno rival, mientras que el Elche cumplió con el expediente dando una buena imagen con un equipo con muchas novedades y con la mirada puesta en el duelo del miércoles ante el Deportivo, donde los tres puntos son vitales para lograr la continuidad en la máxima categoría. Todas las derrotas saben mal, pero ésta no causa dolor.

Nada menos que 54 minutos aguantó el Elche al Atlético. Justo el tiempo que tardó Griezmann en abrir la lata. Koke enganchó un potente chut desde fuera del área, Tyton lo despejó al centro, y el punta galo, muy atento, de cabeza, metió el balón dentro de la red. Ocho minutos más tarde, en el 62, Raúl García se sacó de su chistera un zurdazo que entró pegado al palo. A pesar de ello, el Elche nunca le perdió la cara al partido y aunque de nuevo Griezmann, a pase de Saúl Ñíguez, en el 76, firmó el tercero. Adrián y Coro tuvieron en sus botas la ocasión de marcar el gol del honor, pero no estuvieron certeros a la hora de la verdad.

Antoine Griezmann se la tiene jugada al Elche. Ya la pasada campaña le hizo goles con la Real y ayer decidió el duelo ante los ilicitanos. Simeone ha cambiado en los últimos encuentros su referencia ofensiva en beneficio del galo, en perjuicio de Torres y Mandzukic, y le está saliendo de maravilla. Ayer fue mortal para los franjiverdes con dos goles de estar ahí, atento. Con los donostiarras llegaba desde la banda izquierda y, a orillas del Manzanares, desde la derecha. La defensa ilicitana estuvo muy segura durante muchos minutos, pero dos apariciones suyas sirvieron para dejar al Elche sin nada en duelo donde había poco que perder y la victoria, e incluso el empate, era casi una quimera.

El Elche jugó ordenado y con el balón en el pie siempre que pudo durante la primera parte. A pesar de los muchos cambios, cinco, sobre el campo estaban los canteranos Rafa Gálvez y Manu, cubriendo las plazas de Lombán y Domingo, protegidos por su entrenador porque tienen cuatro cartulinas amarillas, los ilicitanos nunca jugaron acomplejados ante todo un Atlético. Su filosofía de juego no cambió con los nombres.

Adrián, en el minuto, aprovechando una indecisión de Godín y Giménez, estuvo muy cerca de adelantar a los ilicitanos. Su disparo rebotó en un defensa y terminó en córner. A partir de entonces, al Elche le costó llegar al balcón de área de Oblak, pero en el resto del campo supo frenar al equipo rojiblanco, que se limitó a explotar los envíos de balones al área, en los que Raúl García, en un par de ocasiones, estuvo falto de puntería.

La presión madrileña llegó a ser agobiante en la recta final del primer período. El Atlético aplicó el acoso y derribo, pero no fue capaz de tumbar a la muchachada de Fran Escribá.

Tras el descanso, los pupilos de Simeone le metieron una marcha más al partido conscientes de que el reloj corría en contra suyo. Los esfuerzos realizados ante el Real Madrid podían pasar factura y no se podía dar vida a un rival, que aunque inferior, estaba muy bien plantado en el campo. Cuando parecía que la presión rojiblanca perdía fuelle, Koke empalmaba un balón, a la salida de un córner, Tyton lo despejaba, pero Griezmann, de cabeza, firmaba el primer gol de la tarde. Auténtico jarro de agua fría para los ilicitanos, que ya soñaban con llevar el partido a la recta final con el rival espeso y con su gasolina en la reserva.

Con ese gol, el Atlético ya se sintió ganador, manejó el duelo como le gusta, pero el Elche jamás le volvió la cara y perdió sin dolor. Ahora el miércoles toca el Deportivo.