Abrazos, felicitaciones...hasta alguna lágrimas. Daba igual si conocías al de al lado o no. El sentimiento franjiverde los unía a todos. El gol de Boakye no significa la permanencia matemática, pero, al igual que ocurrió la temporada pasada con el triunfo en Villarreal, es casi virtual.

La explosión de locura y jubilo se desató en el Martínez Valero, que ayer batió el récord de asistencia con 31.101 espectadores, de los que apenas 300 eran del Getafe, lo que da mucho más valor a la respuesta de los aficionados del Elche en un partido trascendental.

Todas las gradas comenzaron a saltar, el ruido era ensordecedor acordándose del eterno rival: «Herculano el que no bote...». Fue una celebración por todo lo alto porque continuar la próxima temporada en la Liga de las Estrellas está cada vez más cerca. Y es que el gol de Boakye valía su peso en oro.

Los futbolistas franjiverdes, todo el banquillo y toda la afición entraron en estado de éxtasis con el pitido final de Iglesias Villanueva. Nadie se acordó en ese momento de la mano de Borja, de las ocasiones marradas por Cristian Herrera o del bajón de juego de la segunda parte. Lo importante y clave era la victoria y se consiguió.

La otra cara de la moneda tenía color azulón. Los 300 entusiastas aficionados del Getafe que acudieron al encuentro eran el fiel reflejo de la desolación. En una de las cabinas de Prensa donde Contra siguió el partido, al estar sancionado, junto al director deportivo del conjunto madrileño, Toni Muñoz, y los jugadores que no se vistieron, se oyó un enorme ruido. El golpetazo que dieron sobre la mesa fue de los que hacen época y las botellas de agua saltaron por los aires. Eran conscientes de que el gol de Boakye podría ser su descenso de categoría.

Mientras tanto, la afición del Elche no quería despertar del sueño. Muchos se quedaron en el estadio para ver el encuentro del filial ante el Alcoyano, que comenzó a continuación. Otros salían con una sonrisa de oreja a oreja y con resoplidos: «uff..», «menos mal...». Y es que del empate a la victoria de ayer va a gran trecho y prácticamente una permanencia.

Desde la una del mediodía se notó que no era un partido cualquiera. La afición franjiverde iba a responder como en las grandes ocasiones. Hubo hermanamiento con las peñas del Getafe, una comida conjunta, la «Bicibarra» se paseaba por todo el párking del estadio.

A las cuatro menos veinte llegó el autocar con los jugadores del Elche y las peñas la recibieron con bombos y banderas que se habían preparado para la ocasión. El apoyo al equipo comenzó antes del encuentro y el fuerte calor no fue un impedimento.

Ya dentro del estadio se comenzaron a repartir los 15.000 aplaudidores verdes y blancos que ayudaron todavía más a la animación, los bombos...y cuando salieron los futbolistas al terreno de juego el «Aromas Ilicitanos» sonó a capela -en esta ocasión no hizo falta música de fondo- más fuerte que nunca con la bufandas al vientos y miles de papelitos blancos y verde que fueron lanzados desde el anillo superior con varios cañones. Hubo mucha tensión, nervios, pero al final la locura y el júbilo se apoderó del Martínez Valero en un día inolvidable.