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«Va por ti, Cayetana»

Damián dedicó el gol que marcó al Villarreal desde el punto de penalti a su segunda hija

Damián Suárez fue decidido hacia el balón, hizo el amago y el meta Asenjo se le cayó a su izquierda. Sólo tuvo que golpear el esférico con suavidad para que entrara dentro de la portería, sin ningún tipo de sobresaltos, por la derecha. Como mandan los cánones de los buenos lanzadores de penas máximas. «Para mí no es algo nuevo patear un penalti porque ya lo hacía en Uruguay cuando era juvenil y en la selección sub'17», explicaba el lateral franjiverde después de estrenarse como goleador en el Elche en Primera División el domingo en El Madrigal en el duelo que midió al club ilicitano ante el Villarreal.

La verdad es que sorprendió a todos por su frialdad a la hora de ejecutar la pena máxima, un jugador con un golpeo de balón muy bueno, pero a veces impulsivo en sus acciones. Delante del meta amarillo Asenjo se comportó como los pistoleros del lejano oeste: frío y calculador.

Hace un año, el 2 de marzo de 2013, marcó su primera diana en España, en la Liga Adelante, en un Recreativo-Elche (1-2), en un lanzamiento a bote pronto desde el borde del área que batió al meta Cabrejo. Anteriormente, había marcado otros dos en el Defensor Sporting de Uruguay ante el mismo rival, el Central Español. La verdad es que no se prodiga mucho en el área rival. «No soy un goleador, para eso están los delanteros. Lo marqué y pude dedicárselo a mi hija Cayetana. El gol iba por ella», señaló tras el partido en tierras castellonenses, tal como lo hizo después del que marcó en el Nuevo Colombino, aunque en aquella ocasión iba dirigido a su primera niña, Martina.

También lo festejó llevándose el dedo pulgar de la mano derecha a la boca a modo de chupete. Tras el partido en Huelva afirmó: «Me he acordado de todas las personas que quiero: mi esposa, mi familia que está en Uruguay, pero especialmente de Martina, mi hija».

Dos goles en un año, uno en la Liga BBVA y el otro en la Adelante. Anteriormente, en el Sporting, no logró batir a ningún meta rival. En el Elche, dos, uno para cada hija: Martina y Cayetana.

Rifirrafe

El lanzamiento de la pena máxima en el estadio de El Madrigal tuvo su particular intrahistoria. Cuando el árbitro navarro Undiano Mallenco señaló la pena máxima, tras el derribo de Perbet a Botía, Coro cogió el balón con la intención de lanzarlo, pero Damián se acercó y tras un leve intercambio de palabras lo convenció de que él había sido el elegido por el técnico para efectuar su lanzamiento.

«Coro me dijo que estaba con confianza y que deseaba resarcirse del que falló ante Osasuna, pero le hice ver que el entrenador me lo había mandado lanzar a mí y él no lo sabía. Un compañero también se lo dijo y me dio el balón. No existió ningún tipo de pelea y de hecho me dio un beso y me abrazó cuando lo marqué», relataba ayer el uruguayo antes de dejar claro que «me puedo pelear por muchas cosas, pero nunca por lanzar un penalti. Hablamos sin más, pero no existió ningún tipo de problemas y si desde fuera se vio de otra manera no es así. Me llevo muy bien con él y no existió nada».

«Agradezco al entrenador la confianza que tuvo en mí para permitirme que lanzara el penalti. Todos sabemos que el especialista del equipo es Edu Albacar, pero, como no estaba, el técnico decidió que fuera yo el que lo ejecutara y por suerte lo pude meter», insistía Damián Suárez.

Su compañero Coro también deseaba dejar claro que «me encontraba con confianza, le dije que quería tirarlo, pero nada más. La verdad es que mi cabeza no estaba en el que había fallado ante Osasuna. Ya dije en su día que había pasado página. Damián decidió tirarlo él y no hay que darle más vueltas. Lo importante era marcarlo y lo hizo. A balón parado le pega muy bien al balón y como se pudo ver en la ejecución estuvo perfecto».

Una final

Damián Suárez reconoce que durante la semana «ensayamos el lanzamiento de penaltis» y el técnico optó por depositar su confianza en el lateral uruguayo. Debió salir el ganador en el casting particular que se hizo dentro de la plantilla ante la ausencia de Albacar. «La lástima es que ese gol no nos sirvió para ganar, aunque tenemos que conseguir que sea bueno ganando el domingo al Getafe en el Martínez Valero. El equipo se dejó la piel en el campo, supo sufrir como nadie y al final logró sumar un punto en un campo complicado».

El defensa uruguayo es consciente de que el próximo partido en el Martínez Valero es vital para los intereses del equipo. «Va a ser un partido decisivo porque todo el mundo sabe que los directos rivales están muy cerca y sumar los tres puntos nos puede dar un gran impulso hacia arriba. El equipo está muy centrado, sabe en todo momento lo que hace y estoy seguro de que vamos a sacar esto adelante. Además, tenemos detrás a una afición que se está comportando de manera fenomenal y nos apoya a muerte en cada partido», sentencia.

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