El Elche probó ayer la medicina que se puede encontrar en Primera División. En la élite la calidad se deja notar y a la mínima ventaja que se le dé a los rivales llegan las heridas. Eso es lo que ocurrió ayer contra el Benfica. En apenas ocho minutos, Rodrigo anotó tres goles y destrozó a los ilicitanos, que se acercaron en la segunda parte, pero la ventaja ya era grande. La diferencia en el juego no fue tan abultada como en el marcador, pero los errores se pagan y el conjunto portugués demostró que tiene mucha más pegada.

De salida, Fran Escribá alineó un once que, a expensas de los nuevos fichajes que puedan llegar antes del comienzo de la competición, se puede asemejar mucho al que abrirá la Liga en Vallecas. En esta ocasión, apostó por Manu Herrera como portero. En defensa, Botía y Lombán formaron la pareja de centrales, Sapunaru debutó en la banda derecha y Edu Albacar jugó por la izquierda. En el centro del campo, Generelo y Rivera ocuparon la zona de creación, con Stevanovic por la derecha y Fidel por la izquierda. Carles Gil de enganche y Coro como referencia ofensiva completaron el once inicial.

El Elche empezó bien, moviendo el balón y llegando al área contraria por las bandas. Las sensaciones eran excelentes y la grada lo agradeció con aplausos.

Pero, poco a poco, los portugueses se fueron haciendo con el control del juego y adueñando del balón. En la élite, los errores defensivos se pagan más rápidamente dado los delanteros tienen mucho más nivel. Y así ocurrió. En apenas ocho minutos, el hispano-brasileño rompió y sentenció el encuentro con tres goles: uno de tiro cruzado desde la banda derecha, tras una pérdida de balón; otro por la banda izquierda; y, como colofón, el joven jugador internacional sub'21 con España y formado en las cantera del Real Madrid se sacó de la chistera un zurdazo que se coló por toda la escuadra de la portería de Manu Herrera.

El 0-3 fue un mazazo demasiado duro para los jugadores y la afición. A pesar de ello, ni unos ni otros decayeron. Los futbolistas sacaron el amor propio, Carles Gil y, especialmente, Coro empezaron a mostrar la calidad que atesoraron la temporada pasada y el Elche comenzó a llegar a la meta portuguesa. Coro, en una gran jugada personal (min. 28) estuvo a punto de marcar, pero en el área se emborrachó de pelota. El catalán volvió a protagonizar otra gran jugada y, poco después, Carles Gil le metió un gran balón a Fidel, pero el onubense no acertó a rematar.

Tras el descanso, Escribá sólo realizó tres cambios y sustituyó a los laterales por Damián y Domingo Cisma y al portero Manu Herrera por Toño. El técnico franjiverde intenta que los futbolistas llamados a ser titulares acumulen cada vez más minutos y le dio 60 a la mayoría de ellos. No así a los dos centrales: Botía y a Lombán, con los que busca compenetración para el inicio de Liga, y les dio 15 más.

En la segunda parte, el Elche llevó el dominio y el Benfica jugó a la contra. Stevanovic acortó distancias con un gran gol tras el centro de Carles Gil. El tanto también animó a la grada. Coro tuvo el 2-3, después de un buen pase de Javi Flores. Los ilicitanos lo intentaron y recibieron los aplausos de la afición, que vio buenos detalles, a pesar del resultado final.