"¡Viva la madre que os parió!". le gritó un aficionado franjiverde a los jugadores del Elche cuando abandonaban el estadio El Madrigal nada más vencer por 2-3 al Villarreal y lograr con ese triunfo prácticamente el billete que lleva a Primera División, 25 años después de que lo consiguiera este equipo con Felipe Mesones en el banquillo, gracias a un gol de Robi en el estadio de Los Cármenes de Granada.

En el día de todas las madres es probable que las más orgullosas fueran las de los jugadores del equipo ilicitano. María Dolores, la de Generelo; Neli (Mantecón), María Teresa (Xumetra), Dori (Diego Rivas), Fini (Pelayo), Conchi (Flaño) y Pilar (Javi Flores)... y así, hasta la última de las mujeres que trajeron al mundo a esta plantilla, se les escapó más de una lágrima al comprobar que sus vástagos van a pasar a la historia de un Elche al que le ha tocado vivir durante muchos años en las catatumbas del fútbol español, dícese, Segunda y Segunda División B.

Con los tres puntos de ayer, el objetivo está prácticamente conseguido, aunque restan unas décimas para asegurarlo de manera matemática.

El equipo franjiverde logró ayer una victoria de auténtico prestigio en un campo como El Madrigal y ante un rival que no hace mucho estaba jugando partidos de la Liga de Campeones. Tras una primera parte en la que los locales se adelantaron en el marcador, merced a un penalti de Edu Albacar sobre Aquino que transformó Perbet, y fueron más intensos en su juego, resurgió el Elche de los récords, el de los mejores tiempos de esta campaña hundiendo sin compasión al llamado submarino amarillo.

Carles Gil empató la contienda en el 50 y Generelo adelantó al Elche en el 54. El conjunto de Marcelino García logró igualar el duelo en el 80, gracias a Uche. Pero, a cinco minutos para el final, Edu Albacar puso sobre el área un balón que remató al fondo de la red, de cabeza, el tinerfeño Ángel. Un 2-3 que resultó definitivo ya que el Villarreal bajó los brazos y dio por perdida la contienda.

Manu Herrera salva al equipo

El Elche llegó vivo al descanso y lo hizo gracias a Manu Herrera. Los ilicitanos regalaron el primer gol al Villarreal, merced a un penalti absurdo de Edu Albacar sobre Aquino, que transformó Perbet. A partir de entonces se pasaron gran parte de la primera parte persiguiendo sombras. El conjunto castellonense se parapetó atrás, dejó que los centrales franjiverde sacaran el balón controlado desde atrás, y a partir de ahí presionó a los centrocampistas y mediapuntas ilicitanos hasta asfixiarlos. Cani y Bruno se valieron ellos solos para anular al centro del campo franjiverde, mientras que la pareja formada por Mario y Aquino hacía daño por su carril derecho sin que Edu Albacar y Fidel acertaran a tapar esa vía de agua por la que se hundía el barco ilicitano. Además, el onubense tampoco estaba acertado en tareas ofensivas y cada vez que trataba de irse en el mano a mano le robaban el balón y el Villarreal montaba la contra.

Los amarillos fueron mucho más intensos en su juego, parecía que tenían una marcha más que el Elche. Los pupilos de Escribá siempre llegaban tarde a todos los balones. Resultaba desesperante.

Gerard Moreno, en el minuto 43, pudo sentenciar el partido, pero apareció Manu Herrera en plan salvador y dejó la esperanza en el vestuario franjiverde intacta.

La bronca de Fran Escribá durante el descanso resultó clarificadora para la mente de unos futbolistas que habían olvidado que sin intensidad no se puede ni ir a comprar el periódico al kiosko de la esquina. El Elche saltó al campo consciente de que tenía argumentos suficiente para ganar a partir de esa intensidad y lo consiguió.

Presionó más adelante, robó el esférico al rival y se encontró enseguida con el gol de Carles Gil, que confirmó a las huestes de Fran Escribá que se estaba en el buen camino.

La mejor muestra de ese cambio de actitud del equipo fue el segundo gol franjiverde. Generelo robó un balón en la medular, Coro lo puso en el área, Fidel intervino en la elaboración y, de nuevo, el capitán, apareció en la zona de la verdad para batir a su excompañero Juan Carlos. Este Elche si es que se había visto a lo largo de toda la campaña.

A partir de ahí, manejó los tiempos del partido a la perfección, el técnico dio un paso adelante y metió a Ángel, en lugar de Xumetra, con el fin de conseguir el balón en propiedad. Carles Gil, como en sus mejores tiempos, pasó a la banda derecha, Coro retrasó su posición y el Villarreal quedó prácticamente desconectado del partido.

Pero el fútbol a veces se muestra caprichoso y cuando parecía que el tercer gol franjiverde estaba al caer llegó el empate en una jugada a balón parado que no se supo defender bien. Uche, solo en el segundo palo, empujó el balón al fondo de la red.

Con el 2-2 todo el mundo daba la igualada como buena hasta que Edu Albacar se redimió de su penalti lanzando una falta desde la banda derecha sobre la cabeza de Ángel, que el tinerfeño colocó dentro de la portería. Repito, ¡viva la madre que los parió!.