Tras la tempestad, llegó la calma. En un partido en el que las condiciones meteorológicas impidieron que la afición diera colorido al choque, Elche-Girona aparecieron con fuerza, en medio del agua caída y del frío, con futbolistas de perfil medio alto para la categoría, para brindar un bonito partido, sin dejar de lado la importancia de los puntos en juego. Un tiempo para cada equipo y justo reparto de botín que dejó a todos tan contentos de cara al futuro más próximo.

"El Elche ha dado un paso de gigante, ya está en otra Liga". De esta forma calificó Rubí, técnico del Girona, el empate logrado por el conjunto franjiverde ante su equipo. Los ilicitanos sumaron un punto e impidieron que la escuadra catalana lograra los tres. De esta manera, mantienen su distancia de nueve con respecto a los rojiblancos, que ahora son terceros, a falta de seis partidos para el final de Liga.

Además, como el próximo sábado, Girona y Alcorcón, perseguidores de los ilicitanos en la tabla, se enfrentan en Montilivi, el Elche terminará la próxima jornada, como mínimo, con 0cho puntos sobre el primer equipo que está fuera del ascenso directo y con cinco duelos por delante para acabar la competición. Por tanto, la jugada franjiverde resultó buena, máxime cuando se compitió para ganar y en los primeros 45 minutos la presencia en el campo de los "cuatro magníficos", es decir, Xumetra, Fidel, Coro y Carles Gil, le dio otro aire al equipo, muy parecido al de la primera parte de la Liga, en la que su chispa terminaba por abrir huecos en todas las defensas contrarias.

Del Elche que jugó ante el Xerez al que vimos ayer media un abismo y en el camino existe un equipo que ha sabido sufrir y que parece ver la luz de ese túnel físico-sicológico en el que parecía haberse metido y que sufren todos los equipos cuando se ven muy cerca del objetivo. Algunos le llaman mal de altura. Ahí está el caso del Almería, que con una plantilla de muchos quilates ha ido perdiendo fuelle y en estos momentos no tiene ni asegurada su presencia en el play off de ascenso.

En Alcorcón, pese a la derrota, se vio al equipo con otro nivel, y durante la primera parte de ayer, se fue capaz de bailar al equipo más en forma de la competición en estos momentos. Síntomas que ponen de manifiesto que este conjunto tiene recursos para superar el temido muro atlético que aparece a todos los maratonianos. Saber sufrir en los momentos críticos es fundamental y eso lo ha sabido hacer este Elche. Se han corrido 36 kilómetros y sólo faltan seis para llegar a la meta de esa carrera de fondo que hizo célebre un soldado griego llamado Filípides, quien en el año 490 a. C. recorrió unos 37 kilómetros desde Maratón hasta Atenas, para anunciar la victoria sobre el ejército persa. Por cierto, el bueno de Filípides murió de fatiga.

Fran Escribá, como buen entrenador que es y corredor de maratones, ha demostrado en los últimos partidos que sabe lo que tiene en sus manos y lo ha manejado a la perfección para que los suyos no se vinieran abajo y la fatiga mental y física destrozara las piernas de sus futbolistas.

Quizás, el partido del Xerez fue el más crítico de todos, pero se salió vivo. A partir de ahí, hay que ser inteligente para llevar al equipo al objetivo sabiendo manejar a la perfección la ventaja que se consiguió cuando el grupo estaba al doscientos por ciento. Comparar a este equipo con el del inicio de temporada es un absurdo y hay que saber ahora con qué armas se compite. Lo demás sería equivocarse y competir con unos argumentos futbolísticos ficticios.

Ayer, ante un rival que vive alrededor del balón, consiguió que los suyos buscaran en todo momento a Carles Gil, mientras que por las bandas el trabajo, tanto ofensivo, como defensivo, de los extremos Xumetra y Fidel fue impresionante. En la medular Rivera volvió a ser el faro del equipo, con un Mantecón a una gran altura, mientras en defensa Héctor Verdés era capaz de hacer olvidar al lesionado Pelegrín y Edu Albacar se multiplicaba en sus acciones como si tuviera 20 años.

A este Elche sólo le faltó el gol y existieron oportunidades para tumbar al Girona en medio de la tempestad. Xumetra, Rivera y Edu Albacar pudieron desequilibrar la contienda del lado franjiverde, pero faltó puntería y decisión en los últimos instantes.

Pese a todo ello, el Elche tuvo la virtud de no quemar las naves en su intento de asediar el área de Dani Mallo, consciente de que los partidos duran 90 minutos y que el rival también tenía recursos para llevarse el partido como lo ha demostrado a lo largo de esta Liga. No hay que olvidar que tras los filiales el Girona es el equipo más realizador de la Liga Adelante.

Tiempo de sufrimiento

En el arranque de la segunda mitad el Girona salió mejor situado, adelantó su línea de presión unos diez metros y dio la sensación de que pretendía ir a por el partido. Había logrado salir vivo de las acometidas del equipo franjiverde durante el primer período y trato de explotar el posible bajón franjiverde tocando el balón con criterio y tratando de llegar al área de Manu Herrera.

Hubo momentos en el que el centro del campo franjiverde pareció perder comba, pero resultó un auténtico espejismo dentro de la tormenta que caía en esos momentos sobre el Martínez Valero.

El Elche supo dosificar esfuerzos, contó con alguna contra, sobre todo una en las botas de Coro que no aprovechó el exjugador del Girona, para batir a Dani Mallo, pero, sobre todo, trató de manejar el tiempo del partido impidiendo que el conjunto catalán pudiera llevarse los tres puntos. El Elche tenía la ventaja de contar con dos resultados que le beneficiaban y cuando no pudo alcanzar el primero, lo dejó todo en el campo para al menos empatar. El único pero fue que en los cambios no se mejoró al equipo. Xumetra pidió el cambio totalmente extenuado, pero siempre que Powel salta al campo se queda sin extremos que le sirvan balones y desde fuera del área el holandés no puede hacer milagros. Escribá quiso fijar a los centrales, más preocupado por aguantar el resultado y al holandés le tocó hacer el papel del incomprendido.