Un gol de Pelegrín, en el minuto 78, permitió al Elche sumar tres nuevos puntos en un partido en el que peligraba el empate. Un triunfo que permite a los ilicitanos sumar seis puntos de seis posibles y comenzar de forma brillante la competición liguera.

De todas formas, y a pesar de la victoria, los franjiverde tienen que sacar una lectura importante en este encuentro de cara al resto del campeonato. Y es que en fútbol, y más en Segunda División, sin tensión, agresividad y ritmo de juego es casi imposible ganar los partidos. Esas facetas, que la temporada pasada fueron las mayores virtudes que llevaron a los franjiverde a rozar el ascenso, sólo aparecieron en la recta final del encuentro y con ese poco tiempo fueron suficiente para vencer.

El Murcia, un recién ascendido, pero con un presupuesto para no pasar apuros, estuvo a punto de llevarse un empate sin hacer prácticamente nada. Los pimentoneros, simplemente esperando en su campo y buscando alguna contra esporádica, estuvieron cerca de obtener el pequeño botín de un punto. Tuvieron tres ocasiones más o menos claras, pero en el resto del choque apenas crearon peligro.

Desde el pitido inicial se notaba que el Elche era superior y que se podía llevar la victoria en cualquier momento. Sólo hacía falta que llegara el primer gol. Una situación que provocó demasiada confianza y cierta relajación en los jugadores de Bordalás.

Pero la realidad fue bien diferente y hubo que esperar hasta el minuto 78 para ver un gol de rebote, que entró con suspense, pero que tiene un gran valor porque sirve para sumar la segunda victoria consecutiva en el arranque de la competición, que sitúan a los franjiverde en lo alto de la clasificación y además deja contenta a una afición que demostró que mantiene la ilusión de la recta final de la temporada pasada.

No obstante, hay que aprender la lección. Quizás, como dijo Bordalás al final del encuentro, les pudo la ansiedad y la responsabilidad por ser la presentación ante la afición y, encima después de haber ganado 1-4 en Girona. Pero si el Elche le mete ayer la intensidad y la presión del final del partido, el Murcia hubiera ido cayendo como un castillo de naipes y el resultado hubiese sido distinto y más amplio.

Seis de seis

De todas formas bien está lo que bien acaba y todo el franjiverdismo se puede dar con un canto en los dientes por lo bien que ha comenzado la temporada.

Los ilicitanos salieron con buenos bríos, presionando arriba y dejando algunos detalles de calidad. Lo que provocó que la afición se convirtiera en el jugador número 12. En el primer minuto, Nicki Bille estuvo a punto de acertar un centro de Xumetra, pero remató alto. El bueno juego combinativo franjiverde tenía algunas lagunas en defensa, lo que propició que el Murcia estuviera a punto de adelantarse en el marcador, pero Juan Carlos desvío a saque de esquina un disparo de Isaac en inmejorable ocasión (m. 8).

Conforme fueron pasando los minutos, el juego se fue diluyendo, aunque Ángel también pudo aprovechar una buena jugada de estrategia. Su remate se encontró con Alberto (m. 19).

Y de ahí al final del primer tiempo, el partido entró en una fase insulsa, con muchas interrupciones y demasiadas faltas y tarjetas para un encuentro de guante blanco.

En medio del aburrimiento, Etxeita y Pelegrín remataron al unísono un balón aéreo, que salió fuera por poco. Así se llegó al descanso con un sabor agridulce y con la sensación de que se iba a ganar en cualquier momento.

En el inicio del segundo, el Elche le puso una marcha más que parecía que iba a ser la necesaria. Nicki Bille remató fuera por poco y Ángel fue objeto de un penalti, que el árbitro no quiso señalar. Quizás porque en el área franjiverde también pudo haber alguna acción punible o porque Pino Zamorano es un mal árbitro.

Lo minutos iban pasando y el gol no llegaba. Muchos de los cerca de ocho mil espectadores que se dieron cita en el Martínez Valero seguro que pensaban para sus adentros: "verás como al final se complica el partido".

Una marcha más

Quedaba sólo un cuarto de hora para el final y los jugadores del Elche se dieron cuenta de que o apretaban y no pasaban del empate. Fue el momento de poner la velocidad necesaria. El Murcia no podía sacudirse la presión local. Pelegrín avisó en el minuto 75 con un remate de cabeza. Y sólo tres después, un saque de esquina de Edu Albacar lo peinó Etxeita y Pelegrín remató en dos tiempo y el balón entró lentamente en la portería de Alberto.

Lo más difícil ya se había conseguido y la victoria no se podía escapar. Sólo quedaba dejar pasar los minutos para llegar al pitido final. No hacía falta nada más.

El Murcia lo intentó en los últimos instantes, pero fue más voluntad que realidad. Aunque cuando se cumplía el minuto 90, Emilio Sánchez, el mejor jugador visitante junto a Aguilera, enganchó un disparo desde la frontal que puso el susto en el cuerpo a todo el Martínez Valero. Menos mal que Juan Carlos respondió con una gran intervención. Al final, victoria y ovación de la afición.