Las últimas semanas han sido muy duras para Martí Crespí, Paco Esteban, Raúl Fuster y Tena después de que se les señalara como los cabecillas de un grupo de 20 jugadores que acudieron al consejero delegado franjiverde, Juan Carlos Ramírez, para mostrar su disconformidad con los métodos y actitudes del técnico José Bordalás. "Pagamos los platos rotos cuatro por los 20 que fuimos al despacho del consejero Juan Carlos Ramírez. Es más fácil meterse con los débiles, como ha sucedido", reconocen los dos primeros antes de calificar de "muy injusto" el hecho de que se les dejara fuera de las convocatorias después de todo lo sucedido. Incluso se les impuso la ley del silencio "como si no fuéramos responsables de nuestros actos y palabras", dice el central balear.

Martí Crespí trata de no mirar atrás con rencor pero lamenta que "una gran temporada se estropeara de tal manera que al final ha quedado la sensación de que todo fue un desastre". El rifirrafe que mantuvo en el campo de entrenamiento con José Bordalás fue la última gota de un vaso que estaba apunto de rebosar. "En ningún momento intenté pegarle como se ha podido decir ya que en mi vida nunca lo he hecho y no soy tan tonto como para hacerlo con un entrenador. Lo que me fastidia es que he quedado como el malo de la película y el que no sabe nada pueda pensar que Crespí es un violento", apuntaba ayer el futbolista desde Mallorca, donde está de vacaciones.

El futbolista reconoce que "exploté porque la temporada estaba siendo buena y alguno se empeñó en complicarla de esta manera y parecía que yo era el culpable. Me colocó de lateral e intenté hacerlo bien, cuando mi puesto es el de central, pero luego me señaló como culpable sustituyéndome en el minuto 50 el encuentro ante el Rayo y antes del descanso con el Cádiz. Lo acepté todo sin rechistar, pero no me parecieron bien luego otros comentarios y actitudes donde parecía que yo era el culpable de todo cuando yo siempre he sido un profesional y lo he dado todo por el Elche y he jugado donde me mandaban".

"Si después -prosigue Martí- de lo que pasó entre en el entrenador y yo, 20 jugadores van al despacho del consejero delegado es por algo. Al día siguiente se armó una buena en el vestuario, lo que significa que nadie estaba de acuerdo con el entrenador. Ahora, un equipo que ha quedado sexto se desmantela cuando debía ser todo lo contrario, pero el tiempo dará y quitará razones".

Considera que "el equipo ha realizado una gran campaña pero cuando se perdía la culpa era siempre de los futbolistas y cuando se ganaba los méritos eran para otros. Todo terminó mal y Juan Carlos Ramírez, que es el que manda, sabrá lo que hacer y lo que es mejor para el Elche. Lo único que puedo decir es que yo siempre fui de cara y aunque me quisieron dar las vacaciones de forma anticipada yo decidí quedarme hasta el final".

Finalmente Martí recuerda que "las palabras se las lleva el viento y lo importante son los hechos. El técnico salió diciendo que no había ningún tipo de rencor, pero luego señaló a unos futbolistas cuando fueron 2o lo que acudieron al despacho de Ramírez. Prefirió llevarse a gente del filial que no podía jugar que echar mano de alguno de nosotros".

Paco Esteban también se lamenta de todo lo sucedido y confiesa que "en todos los vestuarios existen problemas pero en este caso el técnico no lo ha sabido llevar como se debe. En Elche he estado muy bien, porque el vestuario era una maravilla pero todo lo estropeó el que todos sabemos porque no supo digerir la temporada. No pueden estar equivocados 25 futbolistas en un vestuario y él ser el que esté en lo cierto. Gente como Charpenet o Willy también lo han dejado claro en sus manifestaciones. Esta plantilla lo dio todo y estoy orgullo de haber pertenecido a ella".