El índice Nikkei, el selectivo de referencia del parqué de Tokio, se ha dejado cerca de un 13 por ciento en enero, con lo que supera en un solo mes las pérdidas que acumuló en todo el año pasado, cuando cerró su primer ejercicio negativo en un lustro.

El selectivo continuó hoy en números rojos y al cierre había perdido el 0,70 por ciento, al caer 95,31 puntos y situarse en las 13.497,16 unidades.

Aunque las crecientes dudas sobre la situación de la economía estadounidense y sobre su repercusión en el resto del mundo han dañado durante el comienzo de 2008 a todos los mercados bursátiles, el nipón ha sido uno de los más afectados.

En comparación, el Dow Jones, el principal índice de la Bolsa de Nueva York, sólo ha caído en enero el 4,85 por ciento, a pesar de encontrarse justo sobre el epicentro del terremoto que está sacudiendo sin excepción a los mercados financieros.

En este contexto de incertidumbre, las bolsas de la mayoría de los países de Asia se encuentran a la expectativa de la evolución de Estados Unidos, ya que la primera potencia del mundo es el mayor socio comercial de la región.

Las perspectivas para Japón en el primer semestre de este año no son nada halagüeñas, según los analistas, aunque algunos estiman que el parqué tokiota podría volver a registrar avances en la segunda mitad de 2008.

No obstante, este ligero optimismo no tiene nada que ver con los pronósticos eufóricos que a comienzos de 2007 situaban el cierre del índice Nikkei para el año pasado sobre la barrera de los 19.000 enteros, casi un 30 por ciento por encima de su valor actual.

El ambiente general en el parqué de Tokio es de pesimismo porque el mercado interno tiene poco margen de crecimiento con el actual ritmo de consumo nipón y porque la industria nacional depende fuertemente del mercado exterior en general y, especialmente, del norteamericano.

Así, la repetida posibilidad de que la pujante Asia pueda disociarse económicamente de Estados Unidos en estas horas bajas resulta una hipótesis casi impensable en el caso de Japón.

Marcas de referencia en Japón como el gigante del motor Toyota obtienen un tercio de su beneficio en Estados Unidos y su valor en el mercado de valores de Tokio ha caído alrededor de un 30 por ciento en los últimos doce meses.

Por un lado, los grandes conglomerados están vendiendo cada vez menos en la primera economía del mundo y, por otro, los beneficios que obtienen en Estados Unidos cada vez suponen menos en términos de yenes por la continua depreciación del dólar, que se encuentra en mínimos históricos frente a la mayoría de principales divisas internacionales.

Además, cada uno de los recortes de tipos de interés de la Reserva Federal para reactivar la economía provoca una nueva depreciación del billete verde y, en consecuencia, un nuevo golpe en bolsa para las exportadoras japonesas.

No obstante, la cotización en bolsa de las grandes empresas japonesas contrasta con su situación empresarial.

En los últimos días, compañías de referencia de Japón como las empresas de electrónica de consumo Sony, Canon y Matsushita (la casa de la marca Panasonic);, y fabricantes de vehículos como Honda y Suzuki han publicado importantes aumentos en sus beneficio entre abril y diciembre de 2007.

Este período de tiempo engloba la explosión de la crisis inmobiliaria en Estados Unidos, el pasado verano, y sus posteriores consecuencias en el sistema financiero internacional y en el ánimo de los consumidores.

Algunos expertos achacan el actual estado de la Bolsa de Tokio al carácter conservador y proteccionista de la legislación financiera nipona y piden reformas que liberalicen el sector.

Yasuo Takenaka, antiguo ministro de varias carteras económicas con Junichiro Koizumi y artífice de las reformas de su mandato, acusó recientemente al Gobierno de Japón de no asumir su responsabilidad y le instó a introducir medidas.

Según Takenaka, si no se adoptan iniciativas, se mantendrá el actual "status quo" lánguido de la Bolsa de Tokio.