Las gasolineras ven imposible implantar puntos de recarga para coches eléctricos por su alto coste

Los puntos de recarga son un elemento imprescindible para ampliar el parque de vehículos eléctricos y caminar hacia los objetivos de sostenibilidad marcados por la Unión Europea. Sin embargo, su alto coste está frenando la implantación en las gasolineras, según se ha puesto de manifiesto este miércoles en una jornada celebrada en Alicante por este sector a nivel autonómico. Las estaciones de servicio, de hecho, están apostando por llegar a acuerdos con empresas externas ante la imposibilidad de asumir los más de 50.000 euros que vale cada terminal, las cuales, además, no pueden amortizarse debido precisamente al reducido número de vehículos eléctricos que circulan ahora mismo por las carreteras.

La sede de la Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicio de Alicante (AESA) h acogido una jornada en la que se han abordado los principales retos a los que se enfrenta el sector. Una de las cuestiones que suscitó mayor atención fue el proceso de implantación del coche eléctrico, teniendo en cuenta que para cumplir los objetivos diseñados por la UE, es necesario ampliar de forma exponencial los puntos de recarga.

Según ha explicado el director general de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), Nacho Rabadán, presente en el acto, la Comunidad Valenciana cuenta en estos momentos con 3.370 terminales, y el objetivo es alcanzar las 28.187 en 2030. Algo que se antoja harto complicado, teniendo en cuenta su elevado coste. “Estamos hablando -indica- de entre 50.000 y 60.000 euros para un punto de recarga con la suficiente potencia, un desembolso que incluso de puede ir hasta los 120.000 euros si se tiene que sustituir el centro de transformación”.

La provincia debe cuadruplicar los puntos de recarga de coches eléctricos hasta 2025

A ello se le une el hecho de que, en la actualidad, solo un 0,33 % del parque de vehículos está formado en la actualidad por vehículos eléctricos puros, con lo que amortizar la inversión, subraya Rabadán, “es imposible”, ni tan siquiera con las subvenciones que concede el Estado. Así que la alternativa para las gasolineras pasa por llegar a acuerdos con empresas externas, que asumen la instalación de estas terminales. “Es la única forma, porque, al final, no queremos quedarnos atrás, ni perder a los clientes que tengan este tipo de coches, porque también pueden venir a las gasolineras para limpiar sus vehículos o consumir en las tiendas”, enfatizó el responsable sectorial.

El sector, por otro lado, reclama a las autoridades tanto nacionales como europeas una flexibilización de los objetivos, de manera que no todo el esfuerzo se ponga en ampliar la flota de coches eléctricos. Según Rabadán, “ahora mismo solo se subvenciona la compra de este tipo de vehículos, cuando se podría avanzar, incluso más, concediendo ayudas para la renovación del actual parque, muy envejecido, con coches de gasolina que contaminan mucho menos que los actuales”. Esa política, añade, beneficiaría a los conductores de menor poder adquisitivo, toda vez que “en la actualidad los que se benefician son aquellos que se compran los coches más caros”.

En la jornada también intervinieron, entre otros, el presidete de AESA, Emilio Córcoles, así como el máximo responsable de la Federación Mediterránea de Estaciones de Servicio, José Luis Tort.

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