La corrupción suele tener dos partes: el político que acepta el soborno y el empresario que lo paga. Por eso, la Generalitat y las principales organizaciones de la autonomía -la CEV, el Consejo de Cámaras de Comercio y la Confederación de Cooperativas- han decidido unirse en la Iniciativa empresarial por la ética y el bueno gobierno, con la que pretenden difundir las buenas prácticas entre las compañías de la zona y contribuir a levantar la "hipoteca reputacional" que todavía pesa sobre la Comunidad Valenciana como consecuencia de los escándalos de los últimos años.

Una iniciativa, impulsada por la Conselleria de Transparencia, que se ha articulado alrededor de una serie de jornadas que arrancaron el pasado 29 de mayo en Valencia y que este martes se ha celebrado en Alicante en las instalaciones de la Agencia Local de Desarrollo.

El conseller Manuel Alcaraz ha reconocido, minutos antes del inicio del evento, que "probablemente nunca lleguemos a conocer el coste real de la corrupción" pero "es evidente que ha supuesto una crisis reputacional, una crisis sobre la marca Comunidad Valenciana muy grande, que ni nuestra dignidad ni nuestros intereses económicos pueden soportar".

Ya en su intervenció, Alcaraz ha recordado el ingente trabajo que está desarrollando el Consell para evitar que se repitan la situaciones de antaño -ha citado el reglamento de la Ley de Transparencia o las futuras leyes de Responsabilidad Social o la Ley de Lobbys- pero ha señalado que todo este arsenal legislativo será insuficiente si no viene acompañado también de un cambio en la mentalidad empresarial. Por este motivo ha agradecido la colaboración de las principales entidades empresariales con la iniciativa.

En la misma línea, el conseller de Economía Sostenible, Rafael Climent, ha parafraseado a Albert Eistein para asegurar que "el mundo no se acabará por los que hace daño, sino por aquellos que no hacen nada mientras se hace ese daño", con lo que instó a todos a combatir la corrupción. Y, en el caso concreto de los empresarios, les ha recordado que "las empresas éticas también son rentables" para animarles a seguir por esa línea.

Mucho camino por recorrer

Por su parte, el catedrático de Ciencias Políticas y de la Administración de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y miembro de Transparencia Internacional, Manuel Villoria, ha apuntado que aún queda mucho camino para acabar con la corrupción y ha llamado la atención especialmente sobre el elevado grado de tolerancia que la clase empresarial aún muestra hacia este fenómeno. Igualmente, preguntado por las estimaciones sobre el coste real de la corrupción pública y privada, Villoria ha recordado un estudio del BBVA que asegura que la falta de buen gobierno empresarial resta cada año cerca de un 1,5% de crecimiento al PIB español. "Eso en diez años es un 15%, mucho dinero", ha recalcado.

Desde la parte empresarial, el director-gerente de la Cámara, Carlos Mazón, ha asegurado que las "empresas están cada vez más concienciadas" de la necesidad de combatir la corrupción y que "el mensaje está calando". Del mismo modo, la presidenta del consejo empresarial de la CEV en Alicante, Rosana Perán, ha lamentado que en los últimos años se haya hablado más de la Comunidad "por este tipo de cosas que por otras más positivas" pero ha defendido que la inmensa mayoría de los empresarios son honestos y cuentan "con valores y con códigos éticos". Perán también ha asegurado que el impulso a los proyectos de responsabilidad social corporativa y a la ética en los negocios es una demanda de los propios clientes de las empresas.