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La crisis catalana se alía con Puig en su viaje a Japón

El proceso independentista aumenta el interés de los empresarios nipones por conocer las posibilidades que ofrece la Comunidad Valenciana como destino alternativo a sus inversiones

El jefe del Consell, Ximo Puig, en un momento de su estancia en Asia.

Enviado especial a Ube (Japón)

n En un país en el que cada gesto está milimétricamente calculado y los preparativos para celebrar una reunión de 20 minutos pueden prolongarse durante tres semanas, las imágenes de revueltas en la calle o el hecho de que millones de personas se organicen para votar en un referéndum ni siquiera entra en los esquemas mentales de la mayoría de la población. Así, no es de extrañar que la situación en Cataluña preocupe -y mucho- a las empresas japonesas con intereses en esta autonomía y que el «procés» haya desplomado la inversión nipona en toda España, mientras los responsables de las grandes corporaciones del país del sol naciente analizan alternativas donde ubicar sus proyectos.

De esta forma y sin haberlo buscado, la crisis catalana se convirtió en un inesperado aliado del Presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en la gira que esta semana realizó por Japón -tras una breve estancia en China-, en busca de nuevos mercados para los productos valencianos y también de nuevas inversiones para la autonomía, tal y como ha venido relatando este diario. El propio Puig reconocía ayer que la reunión que había mantenido con el presidente de la todopoderosa Mitsubishi, Mikio Sasaki, le había «abierto la mirada respecto a la situación que en estos momentos vive España y respecto a las posibilidades que existen en la Comunidad Valenciana de atraer inversiones, que en estos momentos no irían a su destino natural, que es Cataluña».

Y es que, según fuentes de la delegación valenciana consultadas por este diario, Sasaki se interesó casi desde el principio del encuentro por saber cuál era la situación real en Cataluña y también por las repercusiones que podía tener sobre el resto de España e, incluso, de Europa. También cuestionó a Puig por el volumen de empresas que habían trasladado su sede desde la autonomía vecina a la Comunidad Valenciana y sobre las condiciones de esta última para albergar nuevas inversiones.

Al president poco menos que se le abrieron las puertas del cielo. Si esperaba tener que realizar una tarea de pico y pala para despertar el interés de sus interlocutores, de repente, comprobó que era éstos los que querían saber.

Las dudas de Mitsubishi

Las dudas de MitsubishiNo en vano, la propia Mitsubishi tiene su sede española en Barcelona y, a juzgar por la preocupación que mostró su máximo responsable, no resultaría descabellado que la multinacional optara por trasladarla, siguiendo la estela de otras muchas grandes y medianas empresas. Y la Comunidad Valenciana, donde la corporación ya tiene una factoría en el municipio de Museros, sería una firme candidata para acogerla.

Sin embargo, Puig se esforzó por evitar la imagen de que la Generalitat intenta fomentar esa fuga de empresas de Cataluña. «Lo que intentamos es que, quien quiera invertir en el Sur de Europa, lo haga en la Comunidad Valenciana. Y para ello tenemos que ofrecerle el mejor suelo industrial, seguridad jurídica y la mayor voluntad de cooperación posible para que esa inversión sea una realidad», señaló en el balance del viaje que realizó este sábado.

No obstante, el propio argumento de la seguridad jurídica y los reiterados llamamientos a aprovechar el «momento valenciano», que realizó a lo largo de todo su viaje, dejan bien claro que a la Comunidad -y, por extensión, al Consell- no le está yendo nada mal con la crisis catalana, como admitían en privado algunos responsables de la administración autonómica, que, eso sí, insistían en que la mayor beneficiada está siendo, sin duda, Madrid.

A este respecto, el hecho de que dos de las mayores entidades financieras del país -CaixaBank y Sabadell- hayan elegido instalar su domicilio social en la Comunidad, junto con otras cientos de empresas catalanas, supone todo un argumento de venta de cara a los inversores, que el Ejecutivo valenciano no está dispuesto a dejar escapar.

Como recordó el presidente de la CEV, Salvador Navarro, uno de los principales problemas del tejido productivo de la autonomía es su escaso tamaño, -que dificulta las necesarias inversiones en innovación y desarrollo- y la llegada de empresas potentes es una de las formas más rápidas de corregir este desequilibrio, ya que suelen ejercer de locomotora para que el resto de negocios de la zona se adapten.

Impacto en todo el país

Impacto en todo el paísEn cualquier caso, el propio Navarro recordó que, a pesar de los traslados de sedes, la crisis catalana no deja de tener consecuencias negativas en la Comunidad Valenciana y en el conjunto de España, ya que es la «imagen de todo el país la que se resiente». Así, basta comprobar que la inversión nipona en España pasó en sólo un año de 504 millones de euros a poco más de 17 millones, una auténtica debacle. También los touroperadores con los que se han reunido los responsables de la Agencia Valenciana de Turismo señalaban que los visitantes japoneses que ha dejado de recibir Barcelona no se han marchado a otros destinos españoles. Simplemente, han cambiado de país, aunque en este caso hay que apuntar que el turismo nipón descendió el año pasado en toda Europa como consecuencia de los atentados islamistas.

Sin embargo, también es cierto que el trabajo que está realizando el Consell, vendiendo la estabilidad de su Gobierno y el carácter «hospitalario, abierto y acogedor» de la Comunidad, al tiempo que destaca su capacidad de innovación y sus infraestructuras, coloca a la autonomía en el punto de mira de los inversores para el momento en que éstos decidan volver a gastar dinero en España.

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