Mientras el presidente norteamericano, Donald Trump, amenaza con alterar el comercio mundial con su regreso al proteccionismo, el Gobierno japonés ha decidido ir en dirección contraria y rebajar las barreras que tradicionalmente ha impuesto a la entrada de productos extranjeros en su territorio. El Tratado de Libre Comercio que acaba de alcanzar con la UE supondrá la bajada o la supresión total de aranceles para cientos de productos que, a partir de ahora, tendrán más fácil hacerse un hueco en este exigente mercado. Toda una oportunidad para los sectores exportadores de la Comunidad Valenciana y en especial para uno, el calzado, que llegó a tener en Japón a un destacado cliente hasta que la devaluación del yen de finales de los años noventa hundió el negocio, como ayer recordaba en la capital nipona, José María Amat, CEO de la firma eldense Magrit.

Amat es uno de los empresarios que desde ayer acompañan al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en la etapa japonesa de la misión comercial que el Ejecutivo valenciano ha organizado por las dos principales economías de Asia. Un viaje que el Consell organizó, precisamente, con el objetivo de sacar el máximo partido al cambio de situación que supone el tratado. En este sentido, Puig señaló ayer que la meta final debe ser multiplicar por cinco las actuales exportaciones de la Comunidad a este país para el año 2025, lo que significará pasar de los 88 millones de euros con que se cerró el año pasado (32 millones, en el caso de Alicante) a cerca de 450.

A pesar del golpe que supuso la devaluación del yen de los noventa -y las que se han producido con posterioridad- el calzado se mantiene como el producto de la Comunidad más vendido en el país del sol naciente, eso sí, con unas cifras muy discretas, de apenas 17 millones de euros para una industria que sólo desde Alicante exporta a todo el mundo casi 1.200 millones de euros.

«Nosotros pasamos de vender más de 30.000 pares anuales en Japón a apenas unos 3.000 en poco más de un año y medio», recuerda Amat, que ahora confía en recuperar el terreno perdido aunque no acaba de ver la situación nada clara. «Vamos a ver cómo se aplica exactamente el acuerdo», asegura muy cauto.

Y es que, además del tipo de cambio, el principal problema para entrar en el mercado japonés es el sistema de cuotas que, hasta ahora, imponía el Gobierno nipón. Un mecanismo que establecía un arancel de más del 20% para el calzado importado dentro del cupo, y que podía elevarse «hasta el 60% para las ventas que se realizaran una vez superado ese cupo», recuerda Amat. Un recargo que impide a los productos españoles competir en igualdad de condiciones.

El Tratado de Libre Comercio prevé la supresión de estas cuotas y la reducción progresiva de los aranceles al sector, hasta su total desaparición, en un plazo de diez años. «Si es así, a medio plazo las ventas se multiplicarán», señala el empresario, que cree que este «es el momento de preparar el terreno» para todos aquellos que quieran aprovechar el cambio.

Mercado «marquista»

Como señala el CEO de Magrit -una firma especializada en calzado de mujer de alta gama, que en los últimos tiempos ha destacado por ser una de las preferidas en el armario de la reina Letizia-, «el japonés es un mercado muy marquista, con un consumidor que compra bastantes pares de zapatos al año y con un poder adquisitivo elevado», lo que le hace propicio para sus productos.

Eso sí, también tiene características muy particulares «que obligan a aquel que quiera triunfar en Japón a crear colecciones específicas para este mercado». Por ejemplo, las japonesas suelen calzar hormas más anchas y, culturalmente, no están tan habituadas a utilizar tacones altos, lo que obliga a Magrit a reformular sus modelos para este país.

Actualmente, la firma eldense produce alrededor de 200.000 pares de zapatos anuales de gama alta, que en un 95% destina a la exportación. Además de su marca propia, también fabrica para diseñadores como Carolina Herrera, Stuart Weitzman o Christian Louboutin.

Preocupación por Cataluña

Por otra parte, la delegación comercial encabezada por el Ximo Puig y el conseller de Economía, Rafael Climent, se reunieron ayer con el presidente del Comité Bilateral Empresarial España-Japón, Mikio Sasaki, además de con los responsables de la Cámara de Comercio de Tokio y los embajadores de España y la UE en el país nipón. Entre otros aspectos, los responsables empresariales japoneses mostraron su interés por conocer la situación provocada por el proceso independentista catalán y sus posibles repercusiones en la Comunidad, lo que obligó a Puig a esforzarse por dejar clara la estabilidad de la que, en comparación, disfruta la autonomía y que le ha permitido beneficiarse el traslado de la sede social de numerosas empresas. La jornada de ayer se cerró con una visita a la emblemática tienda de Lladró en el barrio de Ginza, de la capital nipona.