El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que España cerrará 2018 con un déficit presupuestario del 2,5%, superior al objetivo del 2,2% pactado por el Gobierno con Bruselas, aunque supone dejar atrás el umbral del 3%, con lo que el país podría igualmente salir del procedimiento de déficit excesivo. Para 2019 calcula que el desequilibrio del presupuesto será del 2,1%, ocho décimas por encima de la cifra acordada.

Así se desprende del informe 'Fiscal Monitor Abril 2018' publicado este miércoles por el FMI, que refleja que el déficit previsto para España en 2018 es el tercero más alto en el conjunto de las economías avanzadas, solo por detrás de Estados Unidos (5,3%) y Japón (3,4%), y el más elevado entre las economías de la zona euro. La proyección del déficit medio para las economías desarrolladas se sitúa en el 2,7%, mientras que para los Diecinueve es del 0,6%.

Respecto al desequilibrio presupuestario de España en 2019, este continuará situándose por debajo del estimado para Japón (2,8%) y EEUU (5,9%), aunque dejará de ser el más alto de la eurozona, ya que será superado por Francia, que pasará de un déficit del 2,4% en 2018 a un 3,1% en 2019. El déficit pronosticado para las economías desarrolladas en 2019 es del 2,8%, frente al 0,5% de la eurozona.

Durante el periodo 2018-2023, el organismo presidido con Christine Lagarde estima que el déficit de los presupuestos españoles pasará del 2,5% en 2018, hasta el 2,2% en 2023, tras mantenerse en el 2,1% entre 2019 y 2022. El cálculo del déficit para España en 2023 se situará por primera vez desde 2017 por encima de la media prevista para las economías desarrolladas.

Las autoridades españolas prevén una consolidación gradual a través de la contención del gasto que llevará al déficit al 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB) para 2020 --el FMI prevé que se situará en el 2,1% ese mismo año--. El organismo con sede en Washington critica que todavía no se haya establecido un plan fiscal a medio plazo con medidas concretas para alcanzar este objetivo.

"En España, donde el impulso económico sigue siendo fuerte, se recomienda una consolidación del saldo estructural primario de alrededor de 0,5% del PIB para 2018, con espacio para medidas que pesen principalmente del lado de los ingresos", reza el documento.

Más optimista que el Gobierno con la deuda

En cuanto a la deuda bruta pública de España, los nuevos pronósticos de la institución dirigida por Christine Lagarde señalan que se situará en el 96,7% este año, frente al 97,6% que apunta el propio Gobierno, y alcanzará el 95,1% en 2019, frente al 95,4% del objetivo de estabilidad presupuestaria de la Administración. Esta variable continuará moderándose hasta situarse en el 90,9% en 2023, pasando por el 93,9% previsto para 2020, el 92,8% de 2021 y el 91,8% para 2022.

Así, la deuda pública española en 2018 se situará por debajo de la media de las economías desarrolladas (111,6%), pero por encima de la zona euro (84,2%). Entre las economías desarrolladas, los países que cerrarán 2018 con mayores niveles de deuda pública son Japón (236,4%), Grecia (191,3%), Italia (131,5%) y Portugal (125,6%).

En su análisis, el FMI advierte de que un endurecimiento repentino de las condiciones financieras mundiales empeoraría la dinámica de la deuda en varias economías. "Un aumento de los tipos de interés mundiales más acelerado de lo esperado --en respuesta a un repunte más rápido de la inflación en EEUU, por ejemplo-- aumentaría la carga de la deuda, especialmente entre los países con gran necesidad de financiación y un crecimiento aún bajo, que podría interrumpir el acceso a los mercados", asevera.

Asimismo, explica que una divergencia en la trayectoria de la política monetaria de las principales economías o un cambio en el apetito de riesgo de los inversores podría conducir a una apreciación del dólar estadounidense, afectando a los países con deuda en moneda extranjera. Del mismo modo, una gran depreciación o corrección en los precios de los activos podría dar lugar a posibles tensiones en los balances del sector privado donde prevalezcan los desajustes de divisas, por lo que los pasivos contingentes podrían materializarse.

Respecto al gasto público en España, la institución pronostica que alcanzará el 40,7% del PIB en 2018 y se reducirá progresivamente durante los próximos cinco años, situándose en el 40,1% en 2019, en el 39,9% en 2020 y en el 39,7% en 2021, para descender en 2022 al 39,6% y el 39,6% del PIB en 2023. En cuanto a los ingresos públicos, el FMI prevé que en 2018 alcanzarán el 38,2% del PIB, aunque pronostica que se reducirán hasta el 38% en 2019, al 37,8% en 2020, al 37,6% en 2021, al 37,5% en 2022 y al 37,3% en 2023.

Por último, para el gasto en pensiones del Ejecutivo español, el Fondo prevé que se reducirá un 0,6% entre los años 2015 y 2030, mientras que en este periodo considera que el gasto sanitario se incrementará un 1,7%. En el conjunto de las economías avanzadas, el gasto en pensiones se estima que aumentará un 0,9% durante el mismo periodo y que el sanitario se incrementará un 2,5%.