Tras haberse multiplicado por cinco durante la crisis económica, el incremento del número de ciudadanos que formaliza su renuncia a heredar de algún familiar empieza a estancarse en la provincia, según los datos del Colegio Notarial de València. Así, durante el año pasado fueron 1.505 los alicantinos que tomaron esta decisión, sólo un 1,3% más que en el ejercicio anterior, algo que tiene mucho que ver con la mejora del sector inmobiliario en la zona y también con la mayor información de los afectados, según el vicedecano del Colegio, el alicantino Delfín Martínez.

El fenómeno de las renuncias a herencias había sido residual en la provincia hasta que estalló la crisis y muchos los posibles beneficiados se dieron cuenta que las deudas que iban a recibir superaban con creces el valor de los bienes que les acompañaban, o que el mantenimiento de los mismos y los impuestos a pagar no compensaban el posible beneficio. Sobre todo en un momento en que era muy difícil vender un inmueble en el mercado o, si se lograba, era a precios de derribo. Fue así como se pasó de las 286 renuncias inscritas en 2007 a las 1.485 del año 2016, según las citadas fuentes.

Sin embargo, la reactivación del sector inmobiliario ha propiciado que la mentalidad de muchos de estos herederos empiece a cambiar, ya que ven más posible desprenderse del inmueble. Además, según apunta Martínez, desde las propias notarías se está realizando una labor de asesoramiento para evitar que se presenten renuncias «sin haber analizado correctamente la situación» ya que, a juicio de estos profesionales, se estaba registrando un exceso de casos «que no siempre tenían una razón de ser».

En muchos casos, el motivo era el simple temor a que Hacienda exigiera el pago del Impuesto de Sucesiones. «Si eso se produce, siempre hay tiempo para renunciar», apunta el vicedecano de los notarios de la Comunidad.