En el sector en el que trabaja, ¿ha vivido actitudes de discriminación?
No. Que no las haya vivido no quiere decir que no se puedan dar en otros ámbitos. Y, desde luego, donde no las he vivido ha sido dentro de Hosbec y del colectivo de los hoteleros en el que me he movido laboralmente. Todo lo contrario. Si he sentido algo, ha sido respeto, admiración y colaboración.
¿Cree que no hay más mujeres en cargos directivos porque no quieren o porque no les dejan acceder a esos puestos?
Mi teoría es que todas las mujeres que realmente quieren, que valen y tienen talento, llegan. Esta fórmula en los hombres no se da. Entre los hombres, no sólo los que valen, llegan. Hay veces que acceden muchos que no valen lo suficiente. Ahora, es cierto que existe un techo de cristal, sobre todo, relacionado con la maternidad que es difícil de romper. Muchas mujeres con talento que no alcanzan puestos directivos son aquellas que no quieren sacrificar parcelas como la familiar o la personal, dado que los puestos directivos, los ocupen hombres o mujeres, requieren muchas horas de trabajo.
Usted está en un sector muy feminizado en la parte de la mano de obra. ¿En este caso hay más desigualdades que en cargos directivos?
Al contrario, creo que el sector turístico es un ejemplo de la incorporación de la mujer al mercado laboral tanto en la base como entre directivas. Las estadísticas dicen que, de media, la mano de obra femenina es un 55% del total. Sí hay diferencia entre el personal no cualificado, donde las trabajadoras representan el 60%, mientras que entre el más cualificado suponen el 30%. Pero las cifras están cambiando con el paso del tiempo. Hace 25 años, el número de mujeres en puestos directivos era inferior y también el número de trabajadoras de base. Es un sector que se está modernizando y en el que la igualdad se está implantando con carácter general. En el caso de las cadenas hoteleras, hay más mujeres en puestos directivos. No se valora una persona por su género, sino por su trabajo.
¿La falta de conciliación de la vida laboral y personal ha supuesto una barrera para que haya más directivas?
Es un problema complejo y se debe abordar desde distintos puntos de vista. Yo no tengo hijos y no he sufrido esa barrera. No sé si los hubiera tenido. Me imagino que, en ese caso, habría podido resolverlos porque en mi trabajo yo puedo hacer parte desde casa y soy muy organizada. Al final, el problema de la conciliación es cuestión de hombres y de mujeres; de la familia en su conjunto, esté compuesta por quien esté compuesta. Algo hay que cambiar, probablemente en la educación desde niños, en la escuela, en las familias. Seguimos teniendo patrones de comportamiento en los hogares que no favorecen para nada este tipo de conciliación. Se sigue pensando que la crianza de los hijos es una tarea casi exclusiva de las madres, aunque las cosas han ido cambiando.
