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Aludium se impone a los elementos

La fábrica de aluminio de Alicante aumenta un 10% su facturación pese al lastre que representa el precio de la luz o la falta de conexiones marítimas o ferroviarias

Aludium se impone a los elementos rafa arjones

Poco tiene que ver el ambiente que hoy se respira en la fábrica de aluminio que domina la fachada sur de la ciudad de Alicante con el que había a finales de 2014, cuando la multinacional Alcoa decidió desprenderse de unas instalaciones que consideraba deficitarias y prescindibles. Por suerte, no opinaba lo mismo Manuel Ruano, ya por entonces responsable de la factoría, que logró convencer al fondo norteamericano Atlas Holdings para que se la quedara, junto con las fábricas del grupo en Amorebieta (País Vasco) y Castelsarrasin (Francia) para crear una nueva compañía: Aludium.

Desde entonces la producción de la firma no ha dejado de crecer y ha pasado de las 171.000 toneladas con que se cerró el último ejercicio bajo el paraguas de Alcoa, a las 219.000 toneladas actuales, un 28% más. En el caso concreto de la fábrica de Alicante el aumento es algo menor, del 21%, al pasar de 57.000 a 69.000 toneladas. Aún así, unas cifras espectaculares si se tiene en cuenta que el mercado del aluminio sólo ha crecido, de media, un 1% anual, como señala el propio Ruano.

Y lo mismo ha ocurrido con la facturación. El conjunto del grupo ingresó el pasado año 580 millones de euros, un 18,8% más que en 2016, ayudado por la subida de precio del metal. De ellos, unos 186 millones correspondieron a la producción alicantina, un 10% más que el ejercicio anterior. Un incremento que se debió, sobre todo, a la apuesta de la compañía por los productos de mayor valor añadido, como son la producción que se destina para envases de cosmética o las planchas para la fabricación de tapones roscados para botellas -desde vinos a aceites-, donde la firma ya tiene una posición de liderazgo.

Y todo ello a pesar de que Alicante no es, precisamente, una de las mejores ubicaciones para una industria de este tipo. Especialmente en un mundo globalizado como el actual. Así, por ejemplo, el actual presidente de Aludium lamenta los sobrecostes que sufre por la falta de una conexión ferroviaria en condiciones con Europa -el famoso Corredor Mediterráneo-, sobre todo, teniendo en cuenta que más de tres cuartas partes de sus producción se envía al extranjero.

Lo mismo ocurre con el Puerto de Alicante. «Tiene muy pocas conexiones, no nos resulta útil», se lamenta el ejecutivo, que reconoce que tiene que enviar los convoyes a Valencia cuando quiere utilizar este medio de comunicación.

Megacamiones parados

Por si fuera poco la burocracia mantiene paralizada una de las grandes apuestas de la firma en este terreno: el uso de megacamiones. «Tras realizar las pertinentes pruebas, encargar tres camiones y firmar el acuerdo con dos empresas de transporte, llevamos meses esperando a que la DGT y el Gobierno Vasco autoricen la ruta», señala Manuel Ruano, que recuerda que su intención es emplear estos camiones articulados para reducir costes en los envíos de material que se realizan entre Amorebieta y Alicante.

Pero si hay algo que enerva a Ruano es la diferencia en el coste de la energía entre España y otros países donde se ubican sus competidores. «Es una salvajada, nos encarece casi diez puntos», asegura. Y es que, según sus cálculos, mientras los alemanes pagan a 40 euros el megavatio/ hora, en España la cifra se dispara hasta los 62 euros, un 55% más.

A pesar de sus quejas, de momento la única solución que tienen es invertir en las instalaciones para ganar productividad. Unas inversiones que suponen otra de las diferencias con la etapa anterior. El plan que pusieron en marcha cuando se creó la compañía, que abarca de 2015 a 2019, contempla un gasto total de 62 millones de euros, de los que 14 millones se destinarán a Alicante, donde ya se ha puesto en marcha un nuevo horno de recocido y se han modernizado una aplanadora y una cortadora.

El siguiente paso será modernizar uno de los laminadores, lo que permitirá aumentar alrededor de un 10% la capacidad de producción de la fábrica, que en estos momentos se encuentra muy cerca de su límite, tras los incrementos de los últimos años.

En el caso de Amorebieta, el grueso de las inversiones se han destinado a abaratar la obtención de la materia prima, mediante el reciclaje de chatarra. Para ello se ha puesto en marcha ya un horno rotativo y se ha comprado una nueva línea de fundición y colada vertical con la que esperan reducir las compras que realizan a otros proveedores.

Persianas y puertas

En cuanto a la distribución de la producción de aluminio que sale de Agua Amarga, el mayor volumen es el que se destina a usos relacionados con la construcción, tanto para el revestimiento de fachadas, como para la fabricación de puertas y persianas, uno de los segmentos que mejor le fueron a Aludium este pasado año. La segunda partida en importancia, con más 21.000 toneladas, es la destinada a tapones, donde Aludium es número uno mundial. Y la tercera son productos «de brillo», entre los que se incluye el aluminio que se destina a los envases de cosméticos.

De cara al futuro, la compañía confía en seguir incrementando sus cifras -de hecho, para este año ya tiene cerrados pedidos por el 80% de su producción- lo que no significa que no haya amenazas en el horizonte. Entre ellas, el presidente de Aludium destaca los planes proteccionistas del presidente norteamericano, Donald Trump, que podrían impactar directamente en el sector.

Este mismo viernes Trump anunciaba la imposición de un nuevo arancel del 25% para la importación de acero y de un 10% para el caso del aluminio, aunque los porcentajes podrían incrementarse para determinados países como China. Aunque los envíos de Aludium a Estados Unidos son casi insignificantes, el principal temor del responsable de la firma es que la medida anime a los grandes productores chinos de aluminio a desviar una parte considerable de su producción a Europa, lo que podría restarle ventas en sus principales mercados actuales. En cualquier caso, a pesar de los anuncios de Trump, no será hasta el próximo 19 de abril cuando se conozca una decisión definitiva.

«Puede ser un problema grave para todo el sector en Europa», asegura Ruano que, no obstante, prefiere no anticipar acontecimientos.

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