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A lo que Crespo no respondió

El expresidente de la CAM derrochó bipolaridad en su comparecencia ante la comisión del Congreso, y a lo más importante, no contestó

A lo que Crespo no respondió

¿Por qué fue usted nombrado presidente de la CAM si no tenía conocimientos para ello y además dice que ni le gustaba? ¿Quién le propuso? ¿Cuáles eran sus relaciones con el Gobierno de la Generalitat? ¿Era muy amigo de Francisco Camps al que también quería un huevo, como El Bigotes? Durante su etapa en Tinser percibió 821 euros al día (600.000 en dos años). ¿Eso no es robar? ¿Sabe cuántos clientes de toda la vida perdieron sus ahorros y su vivienda por la gestión de la CAM? ¿Considera justas las retribuciones de los directivos? ¿Le parece decente ocupar un puesto remunerado sin tener conocimientos para ello? Usted, como empresario, ¿pondría a alguien sin formación al frente de sus negocios? ¿Se considera un buen cristiano? ¿Venera más a Dios o al dios dinero?

Éste es sólo un pequeño listado de preguntas que el último presidente de la caja, Modesto Crespo, dejó sin responder en el marco de la comisión parlamentaria del Congreso que investiga la crisis financiera. Un foro por el que el empresario ilicitano pasó el jueves con más pena que gloria alternando, cual Jekyll y Hyde, su perfil más bajo («Llegué en 2009 y sólo pude hacer lo que pude hacer», dijo en una especie de lamento) con una cierta altanería («Gracias al trabajo que hice pude deshacer algún entuerto heredado», aseguró arrogante) dando muestras de una bipolaridad que fue una constante a lo largo de toda su comparecencia.

Porque Crespo tan pronto se dibujaba como un cero a la izquierda sin más conocimientos en banca que meter la tarjeta en el cajero, en línea con la imagen que ofreció durante el juicio por el falseo de las cuentas de la CAM y que tan buenos resultados le dio, que se reivindicaba como «deshacedor» de grandes operaciones financieras lesivas para la caja decididas por sus predecesores, momento en que citó la desinversión en Terra Mítica. «¿Tenía conocimientos para desinvertir pero no para invertir?», le espetó no sin cierta sorna el alicantino Ignasi Candela, de Compromís, momentos antes de soltar un «creo que usted nos toma el pelo». Una percepción con la que coincidieron varios de diputados presentes.

Pero con estos vaivenes entre la nada y el todo no era de extrañar que sus señorías se perdieran. Una confusión a la que en esa especie de montaña rusa contribuía el compareciente. Insistió hasta la saciedad en que su cargo no era ejecutivo, que únicamente tenía un carácter institucional, pero, por contra, relató que allá iba él, una semana sí y otra también, a reunirse con el Banco de España. ¿En qué quedamos?, le vino a decir uno de los diputados. «¿De qué hablaban?», preguntó otro.

Éstas no fueron las únicas preguntas que quedaron sin respuesta. Pese a ser cuestionado por casi todos los diputados (no lo hizo el del PP), el empresario ilicitano ninguna luz aportó sobre las razones de su nombramiento cuando tan pocas cualidades reunía para el cargo, como se hartó de repetir. Ni acerca de sus relaciones con su mentor, el exjefe del Consell Camps, cuando uno de sus cometidos como presidente de la caja era hablar con él, además de con el obispo, según declaró ante Javier Gómez Bermúdez, el juez que inició la instrucción de los procesos abiertos por la gestión de la CAM.

Más centrado en la primera tanda de respuestas, para las que fue asesorado previamente por la abogada Adriana de Buerba, quien le está representando en todas las causas penales, que en la segunda, cuando tuvo que arreglárselas él solo, Crespo no mostró un atisbo de arrepentimiento hasta que el representante del PP le mostró el camino. Pero eso fue ya al final, cuando su intervención estaba finalizando.

Poco antes, el diputado de ERC Joan Olóriz, quien también abandonó indignado la sesión, le había preguntado si cobrar 300.000 euros al año por no hacer nada no era codicia. Dado que no esperaba la respuesta le espetó: «Un hombre con convicciones habría pedido perdón. Espero que la gente de Elche no le perdone y sea consciente del mal que ha hecho sólo o en compañía de otros, porque esto no se hace sin padrinos. Usted se presenta ahora cariacontecido, quizá no se reconozca, pero es el mismo que el del 2009, al que no le pasará nada. ¿Qué concepto de ética tiene usted?», preguntó. Pero Crespo, impertérrito, le miró como si no le viera y no abrió la boca.

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