El ministro de Economía, Luis de Guindos, trató ayer de desvincular por todos los medios las emisiones de participaciones preferentes y las cuotas participativas de la CAM, de las que aseguró que «tenían un nivel de garantías muy superior», ya que para su lanzamientos se exigía una valoración independiente de la entidad, y eran «capital fetén», en comparación con las anteriores. Así lo señaló durante su comparecencia en la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera, en la que varios diputados le preguntaron por su papel en el lanzamiento de los valores de la caja alicantina como máximo responsable en España de Lehman Brothers, la principal colocadora de la emisión, que se embolsó unos dos millones de euros por esta tarea.

De hecho, el propio De Guindos participó en diversos actos -uno de ellos en la Institución Ferial Alicantina- para animar a los inversores a comprar cuotas, en las que finalmente perdieron su dinero unos 54.000 ahorradores cuando la CAM fue intervenida y se amortizaron estos valores a cero euros.

Fueron los portavoces en la comisión de Podemos, Rafael Mayoral, y del Grupo Mixto, Ignasi Candela (Compromís), los que recriminaron al ministro su participación en esta operación. Candela, por ejemplo, le recordó que durante el citado acto en IFA llegó a afirmar que la emisión de las cuotas sería estudiada en el futuro en las escuelas de negocio como un caso de éxito, frente al triste desenlace que finalmente tuvieron. También cuestionó la validez de las cuentas con las que fueron elaboradas.

Desde un primer momento, en sus respuestas, que fue alternando junto con otras cuestiones sobre el Banco Popular o la nacionalización de Bankia, Luis de Guindos insistió en que «las cuotas y las preferentes no son lo mismo» y aclaró que las cuotas son «acciones sin derecho a voto específicas para las cajas. Capital de la máxima calidad que tenía mucho más que ver con la renta variable (que las preferentes)». Así, continuó, tenían «un nivel de garantías muy superior» ya que, entre otras cosas, para su emisión se exigía una «valoración independiente de la entidad», cosa que no ocurría con las preferentes.

Por eso, señaló que las cuotas eran «capital fetén» frente a las anteriores. En esta misma línea, recordó que los malogrados valores de la CAM estuvieron cotizando durante «tres años y pico» después de su emisión en julio de 2008 y que, quien acudió a la colocación, a finales de 2010 ganaba un 20% por la revalorización que experimentaron.

De hecho, De Guindos señaló que el verdadero problema de las cuotas es que sólo la CAM se atrevió a utilizarlas para captar capital y que si el resto de cajas hubieran seguido el mismo camino, la situación de muchas de ellas hubiera sido distinta. «Ojalá se hubieran emitido muchas más, hubiera cambiado todo», afirmó. Al respecto, señaló que fueron, precisamente, las reticencias de muchas entidades a emitir estas acciones lo que les llevó a colocar masivamente participaciones preferentes, de las que reconoció que no se comercializaron correctamente «porque se vendieron como una alternativa a la cartilla», cuando en realidad se trata de valores de deuda perpetua. En este sentido, recordó que el Gobierno tuvo que poner en marcha un mecanismo para rescatar a más de 300.000 preferentistas de las cajas nacionalizadas.

Cuestionada de nuevo por Ignasi Candela por la fiabilidad de las cuentas sobre las que se lanzaron las cuotas, el ministro de Economía señaló que no fueron «ni Lehman Brothers ni AFI (Analistas Financieros Internacionales, el otro colocador) quienes realizaron la valoración, sino una de las cuatro grandes auditoras». Además, insistió en que las cuotas se hicieron sobre las cuentas de 2007 cuando «la problemática de la CAM surge con las cuentas de 2010 y 2011, como sabe perfectamente», espetó al diputado nacionalista, en referencia a la sentencia de la Audiencia Nacional que ha condenado a cuatro directivos de la CAM por falsear los balances de la caja de esos años.