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Los alicantinos pagan menos impuestos municipales que la media nacional

Cada residente de la demarcación abona unos 585 euros anuales en tributos y tasas a su ayuntamiento frente a los 624 euros del conjunto del país, según Hacienda

Los alicantinos pagan menos impuestos municipales que la media nacional

Aunque muchos puedan pensar lo contrario cuando les llega el recibo del IBI o la tasa de basuras, lo cierto es que los alicantinos y el resto de residentes de la Comunidad Valenciana abonan a sus respectivos ayuntamientos menos impuestos que la media nacional. Al menos así lo asegura el último informe elaborado al respecto por el Ministerio de Hacienda, que señala que en 2015 -el último dato disponible- la presión fiscal conjunta de los consistorios de la autonomía se situó más de seis puntos porcentuales por debajo de la del resto del país.

En concreto, según la publicación Haciendas Locales en Cifras, en el citado ejercicio los ayuntamientos de la Comunidad ingresaron en tributos y tasas locales un total de 585,97 euros por habitante frente a los 624,3 euros de la media nacional, una cantidad que no incluye las transferencias del Estado de otros tributos, como el IVA.

En este sentido, son los consistorios de Ceuta y Melilla los que mayores ingresos propios consiguen, con 1.640,95 y 1.202,70 euros, respectivamente, aunque hay que tener en cuenta que se trata de ciudades autónomas con un régimen fiscal propio. Del resto de autonomías, son los baleares los que más tributos municipales abonan, con 852,39 euros por cabeza, lo que supone un 45% más de lo que se paga en la Comunidad Valenciana. Le siguen los madrileños, con 761,52 euros; los catalanes, con 738,45 euros; y los canarios, con 623,43 euros.

Por el contrario, Galicia es la autonomía donde la presión fiscal municipal es menor, con 439,74 euros por habitante, un 29% por debajo de la media nacional. Los extremeños pagan una media de 447,25 euros; los vascos, 453,60; y los navarros, 472,00 euros, aunque aquí también hay que tener en cuenta el régimen foral que rige en estas últimas.

En cualquier caso, cabe destacar que ninguna administración local logra cubrir sus gastos únicamente con los impuestos y tasas que cobra directamente a sus ciudadanos que, de media, sólo dan para sufragar aproximadamente un 61% del gasto total que realizan. El resto procede de las cantidades que transfiere el Gobierno central o las respectivas Haciendas Forales.

Esta insuficiencia de ingresos fiscales propios se produce, además, a pesar del notable aumento que han experimentado los gravámenes que se aplican en muchos tributos municipales en los últimos años y que han elevado la recaudación de los ayuntamientos. Así, en el caso de la Comunidad Valenciana la presión fiscal por habitante ha pasado de 454 a los citados 585 euros entre 2004 y 2015. Es decir, que los residentes de la autonomía pagan ahora un 29% más que hace una década.

Por partidas

Como era de esperar, la principal fuentes de ingresos propia de los consistorios de la autonomía es el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), que grava la propiedad de viviendas, locales, plazas de garaje, etc. De media, cada alicantino, valenciano y castellonense paga al año 324 euros por este concepto. Las tasas, como la que se paga por la recogida de basuras, suponen otros 135 euros por cabeza, y el popular «impuesto de circulación» -en realidad, Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica- suma otros 49,9 euros.

Por el Impuesto de Plusvalía, que grava las transacciones inmobiliarias, los consistorios ingresan otros 42,6 euros por habitantes; mientras que el ICIO, el tributo que se abona por realizar obras, representa actualmente unos 7,9 euros, apenas el 1,3% de los ingresos fiscales de los ayuntamientos, muy lejos de las cifras que se conseguían durante los años de la burbuja inmobiliaria. Por el Impuesto de Actividades Económica ingresan otros 25,8 euros de media.

En todo caso, hay que tener en cuenta que se trata siempre de cifras medias y que la situación puede variar mucho de un municipio a otro. En términos generales, eso sí, caba señalar que la mayoría de ayuntamientos ya logra superávit.

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