El presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado, valoró ayer que 2017 fue un año «pésimo» y «difícil» para el sector, que se ha saldado con un coste de «450 millones de euros en el bolsillo de los agricultores» de la Comunidad. En la presentación del balance del ejercicio, el representante de la asociación agraria indicó que este perjuicio de 450 millones para los agricultores deriva, por un lado, de la sequía, que ha reportado gastos de cerca de 300 millones de euros en luz y, por otro, de incidencias meteorológicas que han costado cerca de 150 millones de euros.

Además de poner el foco en la crisis de precios de la «mayoría» de los cultivos y ganaderías, Aguado se mostró «muy preocupado» por los efectos causados en almendros de comarcas alicantinas por la aparición de la Xylella fastidiosa. Frente a esta situación, pidió que se aplique un «plan de contención al máximo» y «arrancar toda planta contaminada», pero al mismo tiempo, reclamó un «presupuesto a punto» para indemnizar a los agricultores por parte de la administración, que «no está siendo ágil», informa Europa Press.

En este sentido, dijo que «ha habido diálogo con la Conselleria, pero hace falta más eficacia para dar soluciones a los agricultores», remarcó y alertó de que «si se extiende y pasa a otro cultivo puede haber un perjuicio extraordinario». El responsable de AVA-Asaja incidió en que 2017 ha sido «difícil, y lo habría sido menos si los políticos hubieran escuchado a los agricultores». Aguado considera que por todo lo que ha sufrido el campo en el último ejercicio, «la Comunidad sigue siendo el farol rojo de Europa y de España». Así, pidió que 2018 sea un año «de esperanzas», «de recuperación».

«Asignatura pendiente»

Por otra parte, en el discurso de Aguado la sequía ocupó un lugar destacado. El representante de AVA-Asaja reclamó un pacto para distribuir los recursos hídricos en el país, una asignatura pendiente para «todos los partidos políticos en España» y para la Unión Europea, «que no se ha dado cuenta de la diversidad en sus países», añadió.

«Si no hay agua, no habrá agricultores», advirtió, antes de relacionar la sequía con la despoblación en el interior, donde «el campo no garantiza la calidad de vida». Así, Cristóbal Aguado hizo referencia al abandono de tierras, del que dijo la Comunidad es «líder», ya que su superficie agraria «se redujo en 582 hectáreas y se sitúa en un total de 163.478. Cuando la mayoría de España recuperra tierras, la Comunidad las pierde», subrayó.

Aguado considera necesario un «plan de modernización de estructuras» e instó a la Administración a apoyar al sector «porque cuando una cosa se estimula, rueda y funciona». Además, apuesta por «zonas grandes dedicadas a un cultivo», «incentivar que el agricultor junte campos, se hagan sociedades, que los ingenieros sean los protagonistas de la gestión de los campos». «La agricultura del futuro no se parece a la que tenemos. Hay otra forma de hacer las cosas, y eso lo tienen que razonar quien lo tiene que razonar», señaló.

Por otra parte, esta organización agraria considera que la Conselleria de Agricultura no tiene presupuesto «suficiente» y pide al Consell más «consenso» con el sector. Y respecto a la Política Agrícola Común (PAC) Aguado señaló que «sigue pendiente».

«La PAC en Europa no es la que queremos», manifestó, antes de poner el foco en que «ha permitido que se pierdan frutas de verano en porcentajes tremendos». Para la asociación, «durante 2017 se ha vuelto a constatar su ineficacia», sentenció.