L a demanda especulativa en el sector de la vivienda se ha reducido a la mitad en los últimos seis meses en Alicante debido al incremento de los tipos de interés y como un efecto directo de la última fase del «boom» inmobiliario. El presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (Apis);, Enrique Llopis, confirma esta importante desaceleración del 50% de la inversión especulativa en pisos, que se había disparado de forma paralela al desarrollismo de la edificación residencial que ha prevalecido en los últimos ocho años en la provincia. La demanda que no registra esta variación es la tradicional vegetativa y la de extranjeros, aunque el contrato final de compraventa, «ahora depende más de que "esté en precio"», incidía Enrique Llopis.

La inversión para alquilar que tradicionalmente había estado vinculada a las grandes fortunas, se había «democratizado», extendiéndose a distintas capas sociales con cierto poder adquisitivo y ante la atrayente posibilidad de obtener rápidos beneficios. La práctica era sencilla: comprar viviendas sobre plano «que se adquirían por 26 de las antiguas pesetas y luego se vendían por 36 o se destinaban al mercado del alquiler».

Pero las subidas de los tipos de interés del último año - «que, en algunos casos, han representado un aumento por el que se ha pasado de pagar poco más del 3% hasta el 5,80%», subrayaba Llopis - han frenado la tendencia alcista. Por una parte, se han retraído este tipo de demandantes y, por otra, los potenciales compradores - especialmente de las viviendas que se destinaban al alquiler - , «ya que los clientes hacen cuentas y sopesan que les interesa más una adquisición al ser ya casi similar la cuota mensual por tener la propiedad que la de arrendamiento».

Esta situación ha provocado «un exceso de oferta», según ratifica Llopis. El paisaje de las grandes zonas de expansión urbanística - en la capital, las nuevas áreas en la playa - está salpicado de edificios de reciente construcción, con múltiples carteles de «se vende» y, en menor medida, de «se alquila». «Son pisos que antes se compraban en plano y los vendían rápido. Ahora, sin embargo, esos inversores quieren sacarlos al mercado a toda prisa, pero no encuentran tan fácilmente compradores».

El «desbarajuste» actual, en opinión de Llopis, lo ha propiciado, fundamentalmente, el encarecimiento de los préstamos hipotecarios y el mayor endeudamiento que las nuevas tasas del precio del dinero ha supuesto para las familias. Con este escenario, los implicados en el sector inmobiliario aseguran que el plazo para la venta de las viviendas ha aumentado de los dos y tres meses de hace unos años hasta los seis, en la actualidad. Sin embargo, el presidente de los agentes Apis no comparte del todo esta opinión. Llopis es rotundo y asegura que «son los pisos sobrevalorados o que "no están en precio" los que no se venden». Lo que sí admite es que las viviendas que se adquirían antes en obras, ahora, se compran una vez terminadas. De hecho, los promotores han vuelto a la práctica convencional de ofertar la visita al denominado "piso piloto". Parece ser que la detectada desaceleración inmobiliaria lo que está provocando es que «la gente mire más por lo que le piden por una casa» y los precios hayan comenzado una lenta ralentización. En los nuevos, se están estabilizando y en los de segunda mano «están bajando», según los Apis, aunque siempre dependiendo de las zonas. Las viviendas usadas con un valor no superior a los 50 millones de las antiguas pesetas son las que tienen más salida.