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El negocio de la rehabilitación de viviendas se consolida y crece otro 20% en la provincia

La mejora económica y el envejecimiento del parque inmobiliario impulsan un sector en el que las firmas alicantinas destacan en el panorama nacional

Una lona cubre un edificio en rehabilitación en la avenida de Maisonnave. pilar cortés

Aunque sus cifras son todavía mucho más modestas que las que presenta la obra nueva -sobre todo si se habla de volúmenes de facturación-, hace tiempo que la rehabilitación de edificios dejó de ser una actividad secundaria y casi residual para el sector de la construcción en la provincia y acapara cada vez un mayor protagonismo. Al contrario que su «hermana mayor», que sigue muy alejada de las cotas que alcanzó antes del estallido de la burbuja inmobiliaria a pesar de la mejora experimentada en los últimos tiempos, la rehabilitación hace años que superó el volumen de actividad que presentaba antes de la crisis y los números no dejan de crecer.

Así, sólo entre los meses de enero y septiembre, el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Alicante visó 2.450 intervenciones de este tipo, lo que representa un 23% más que en el mismo periodo del pasado ejercicio y casi un 60% más de las que se registraron en 2006, por citar un año en el que todavía no se atisbaba la debacle que iba a suponer la recesión.

«La mejora económica está permitiendo que las familias puedan invertir en el mantenimiento de sus hogares y muchas de ellas piensan que, ya que no pueden comprarse una casa nueva, lo más conveniente es preservar y mejorar el edificio en el que viven», explica el presidente de los aparejadores alicantinos, Martín Pomares, quien, no obstante, recuerda que «los niveles de rehabilitación en España y en Alicante todavía están muy por debajo de los que se dan en Europa». ¿El motivo? La falta de concienciación y el fracaso de medidas como la Inspección Técnica Edificios de más de 50 años, que la mayoría de ayuntamientos sigue sin aplicar, según Pomares.

Quizá por eso sea aún más meritorio el enorme crecimiento que ha experimentado esta actividad en los últimos, que corroboran también las principales firmas del sector. Así, el Grupo BDI calcula que cerrará el ejercicio con un incremento de facturación «de entre un 30% y un 40%», según su director general, Julio Rodríguez, que para 2018 prevé un crecimiento similar. En el caso de Alicante, los trabajos suelen centrarse en la recuperación de fachadas ya que la brisa marina acelera notablemente su deterioro.

«La cercanía al mar provoca que las fisuras se conviertan rápidamente en grietas», advierte Rodríguez. Un problema que no se da en Madrid, donde la firma tiene buena parte de su negocio y donde lo más habitual son las rehabilitaciones integrales, normalmente ligadas a un cambio de uso. Por ejemplo, antiguos edificios de viviendas que se trasforman en hoteles o en oficinas.

La eliminación de barreras arquitectónicas o la mejora de la eficiencia energética son otros de los segmentos que están dando trabajo, según el responsable del Grupo BDI que recuerda, además, las ayudas que conceden las administraciones para este tipo de intervenciones aunque, eso sí, «generalmente obligan a los propietarios a adelantar el dinero y suelen tener un presupuesto limitado».

Futuro asegurado

En la misma línea que el anterior, también el socio de referencia de Urbana de Exteriores, Cristóbal Navarro, augura al sector nuevos incrementos de negocio en el futuro. «La rehabilitación va a seguir creciendo por una cuestión natural: el parque inmobiliario es cada vez más antiguo y hay que mantenerlo», asegura el empresario. Así, recuerda que para el año 2020 «más del 50% del parque de viviendas del país tendrá más de 40 años», lo que significa que habrá que habrá que invertir en ellos para evitar su deterioro.

Al igual que ocurre con BDI, también Urbana tiene buena parte de sus clientes en el exterior hasta el punto de que el 70% de sus facturación procede ya de fuera de la provincia. Y es que las firmas alicantinas han sabido hacerse un importante hueco en el sector a nivel nacional, gracias a la experiencia acumulada y al minifundismo que se registra en otras partes del país en este negocio.

El repunte de la actividad también se traduce en un notable incremento de las contrataciones en el sector y las compañías empiezan a registrar problemas para encontrar mano de obra especializada, apunta el director general del Grupo Renovak, Fernando Arsenal. «Muchos trabajadores de la construcción se reconvirtieron y se fueron a otros sectores y ahora cuesta encontrar gente que sepa el oficio», señala el ejecutivo. El resultado: los sueldos de los oficiales especializados han empezado a repuntar ,y si hace un año un «caravistero» podía ganar 1.200 euros mensuales, ahora puede lograr fácilmente 1.800 euros, lo que ha empezado a encarecer las obras.

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