El suelo vuelve a ser un bien codiciado en la provincia, al menos en la costa y en las grandes ciudades, donde la demanda de vivienda lleva ya al menos tres años creciendo con fuerza y el stock de casas nuevas acabadas comienza a escasear. Después de años en que los fondos buitre eran los únicos que se atrevían a comprar nuevos solares, cada vez más promotores buscan terrenos en la provincia para poner en marcha nuevos proyectos, lo que ha animado el mercado.
De esta forma, entre enero y septiembre de este año se vendieron en Alicante 1.145.000 metros cuadrados de suelo, según el Ministerio de Fomento, lo que supone un 37,5% más que en el mismo periodo del pasado ejercicio y casi el triple de los que cambiaron de manos en 2013, cuando el sector todavía sufría con toda su crudeza los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria. Eso sí, la cifra aún dista mucho de los más de tres millones de metros que llegaron a colocarse en los tres primeros trimestres de 2004, cuando aún nadie quería darse cuenta del desastre que se avecinaba.
Este aumento en el volumen de suelo vendido se produce, además, a pesar de que el número de operaciones se ha reducido con respecto al año pasado, al pasar de 656 a 539, lo que significa que cada una de ellas fue de mayor tamaño. Es decir, que los empresarios empiezan a perder el miedo y pujan por parcelas cada vez más grandes ya que las dimensiones de los proyectos que se atreven a lanzar también son más importantes.
Así lo refleja, igualmente, el dinero que mueve ya el negocio de la compraventa de suelo. El importe total de las operaciones formalizadas en los nueve primeros meses de este año en la provincia superó los 120 millones de euros frente a los 93 millones del ejercicio anterior, un 30% más. Un incremento que, sin embargo, no significa que hayan vuelto los especuladores al mercado, en opinión del presidente de la Asociación Provincial de Promotores (Provia), Antonio Fernández, que considera que todas estas compraventas responden a un «interés real por desarrollar los suelos e iniciar nuevas promociones».
Al respecto, Fernández asegura que quienes están comprando terrenos en estos momentos son, sobre todo, pequeños y medianos promotores locales, que se suman a las nuevas inmobiliarias nacionales que han puesto en marcha los grandes fondos de inversión que compraron activos durante la crisis y que ahora empiezan a construir. Por el contrario, aquellos fondos que sólo buscaban la rentabilidad fácil o que no están interesados en la parte industrial del negocio «empiezan a retirarse del mercado».
Zonas con escasez
En cuanto a la disponibilidad de suelo listo para empezar a construir, el presidente de los promotores señala la situación es bastante dispar según la zona de la que se trate. Así, mientras que en la mayoría de poblaciones del interior, en la ciudad de Alicante o en municipios como Dénia aún hay solares suficientes para satisfacer la demanda inmediata, en otros como Altea o Benidorm apenas hay oferta, según Fernández, y en el sur de la provincia empieza a escasear el «suelo de calidad». Esto es, el que se encuentra bien ubicado, cercano a la playa y a los servicios que demandan los nuevos compradores de vivienda.
En cuanto al precio, la disparidad de situaciones provoca que las estadísticas que recoge Fomento no acaben de marcar una línea clara ya que depende mucho de las operaciones que se produzcan en cada periodo, lo que genera importantes dientes de sierra en la gráfica. Así, para el tercer trimestre de este año el Ministerio calcula un valor medio del metro cuadrado de solar en 152,2 euros, lo que supone un 22,7% más que en el mismo trimestre de 2016 pero un 3% menos que en el primer trimestre de este año.
