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La sequía dispara el precio de las hortalizas alicantinas

La falta de lluvia y el «cierre» del trasvase de agua del Tajo desde mayo han reducido drásticamente el riego, lo que ha afectado a la cosecha y encarecido las tarifas

Superficie para el cultivo de coliflor en Elche, y terreno en el que no se ha plantado. Antonio Amorós

La sed que sufre el campo alicantino por la falta de lluvias y de trasvases de agua del Tajo desde el mes de mayo ha causado graves problemas de riego y ha afectado a la producción de algunos de los principales cultivos hortícolas de la provincia. Y como consecuencia de todo ello lo que se ha producido es un encarecimiento de los precios. En algunos casos, las tarifas se han triplicado o duplicado, según revela la comparativa de precios medios en origen de una semana de diciembre del pasado año con los de la última de este mismo mes.

Así, el brócoli, que en 2016 era el cultivo hortícola que ocupaba mayor superficie (2.284 hectáreas) ha pasado de comercializarse en el campo en una banda media de un mínimo de 0,15 euros por kilogramo y un máximo de 0,40 en la semana del 13 al 19 de diciembre del pasado año a venderse en origen entre 0,70 kg y 1,02 kg del 5 al 11 de este mes, según datos facilitados por la Unió de Llauradors, recogidos de informes de la Conselleria de Agricultura. Esta evolución del brócoli supone más del triple en la media de los mínimos y más del doble en la de los máximos. Además, hay que tener en cuenta que el consumidor puede encontrarse precios de venta al público superiores, dado que estas tarifas son las que se pagan a los agricultores en el campo.

Otra de las hortalizas que ha sufrido un encarecimiento han sido las habas, que han visto duplicar su precio de venta en origen (ver tabla anexa). De forma paralela, la variedad de lechuga Littel Gem también ha aumentado su valor más de un 80%, el tomate acostillado, más de un 41% y el precio de la alcachofa -segundo cultivo hortícola en superficie, con 2.135 hectáreas- ha crecido alrededor de un 25%, según los mismos datos de la Unió.

«No se riega hace meses»

La organización agraria atribuye una merma en la producción este año a que agricultores alicantinos «han plantado menos al tener dudas de si tendrían agua suficiente para regar. Pero, además en la superficie que sí se ha cultivado, el grave periodo de sequía que se atraviesa este año ha hecho disminuir la producción por hectárea», explica Juan Miguel Montaner, responsable de la Unió de Llauradors en Alicante. «No se riega hace meses y los pocos agricultores que tenían un poco de agua ya no les queda», así explicaba la situación actual de los cultivos de invierno del campo alicantino Eladio Aniorte, presidente de Asaja en la provincia. «La alcachofa está que decae. En realidad, la cosecha se está estancando cuando en enero tenía que verse duplicada. El brócoli, las habas o las patatas siguen una línea similar», añadía.

El problema es que la falta de lluvia y la imposibilidad de regar por no llegar agua del trasvase Tajo-Segura, «está impidiendo que los cultivos que se han plantado se desarrollen con normalidad y los productos adquieran el tamaño adecuado». Aniorte explica que la climatología actual no ayuda. «Además de no llover, está haciendo viento; no hay rocío por la noche que aporte un poco de humedad y la escarcha que se está registrando es seca. Una situación que en estos momentos está perjudicando mucho a la alcachofa, por ejemplo. Si no hay agua y no se riega, no se recupera», subraya el dirigente de Asaja.

Dos semanas claves

Para el representante de la organización agraria «estamos entrando en un periodo crítico, ya que si de aquí a final de mes no llueve y sigue haciendo estos vientos puede que se pierda plantación», advertía. Aniorte lamenta la situación porque «el cielo no ayuda, pero tampoco los políticos, que deberían ponerse de acuerdo y alcanzar un gran acuerdo en el tema del agua», una de las reivindicaciones que este dirigente agrario viene reivindicando desde hace tiempo. Aniorte asegura que «cada año 50.000 hectómetros de agua de los ríos se van al mar, por lo que no es problema de agua, sino de cómo se administra». Y en este contexto, advierte de que frente a ese importante volumen que se va al mar, «el campo alicantino sólo necesita 1.000 hectómetros», por lo que considera que si hubiera un gran acuerdo, se reduciría el impacto de las restricciones que actualmente sufre la agricultura.

En estos momentos los embalses de Entrepeñas y Buendía (Castilla-La Mancha), que son la puerta del trasvase Tajo-Segura, tiene 232 hectómetros cúbicos de agua. Una situación que ha provocado que los desembalses del acueducto lleven «cerrados»·desde el mes de mayo. Y desde del 1 de enero, la reserva a partir de la que se podría obtener un trasvase tendría que situarse en 400 hectómetros cúbicos. Un límite que se presenta difícil de alcanzar en quince días. Tendrían que registrarse importantes episodios y encadenados de lluvias. Y, de momento, no son esas las previsiones.

Esta situación preocupa mucho a los agricultores de la provincia, dado que «ya ha habido un porcentaje de la producción de hortalizas de invierno que se ha perdido», según advertía Juan Miguel Montaner, de la Unió de Ramaders. A ello se une que actualmente, las plantaciones de cultivos importantes en Alicante -especialmente en Elche y la Vega Baja- necesitan agua para regar, ya sean el brócoli, las patatas, las habas o las alcachofas para desarrollarse y adquirir el tamaño adecuado, manifestaba Eladio Aniorte, de Asaja, quien, además, añadía que la situación tampoco beneficia «ahora a las mandarinas tardías, a las naranjas o a los limones para tener un buen calibre».

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