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Los alicantinos hacen juego

La media de gasto anual en tentar a la suerte por cada adulto en la provincia alcanza 905 euros, casi la mitad en máquinas tragaperras

Aumentan las cantidades que juegan los alicantinos. rafa arjones

Para la gran mayoría de los ciudadanos, la lotería o un golpe de suerte sigue siendo la única esperanza de llegar a ricos algún día y parece que la recuperación económica ha reactivado con especial intensidad esta creencia, a tenor de los últimos datos de la Dirección General de Tributos y Juego de la Generalitat. Según la memoria que elabora anualmente este departamento, en 2016 los residentes en la Comunidad Valenciana gastaron hasta 3.661 millones de euros en todo tipo de juegos de azar -con excepción del juego online, que no está recogido-, lo que supone un incremento del 9,51% sobre las cifras del 2015.

Un aumento muy significativo, sobre todo se tiene en cuenta que el conjunto del consumo privado -es decir, todo lo que gastan las familias- aumentó de media sólo un 3% en el mismo periodo. Apenas un tercio de lo que creció el juego. De esta forma, cada alicantino, castellonense o valenciano mayor de edad destinó una media de 904,81 euros a tentar a la suerte frente a los 833,8 del ejercicio anterior.

Se trata, además, del segundo año consecutivo de incremento de las cantidades jugadas en la autonomía, después del desplome que sufrieron durante los años más duros de la crisis económica, en que la mayoría de las familias tuvo que priorizar otras partidas de su presupuesto.

Lo que no ha variado son las preferencias de los alicantinos y del resto de valencianos a la hora de probar suerte. Así, casi la mitad de todas las cantidades jugadas -el 45,3%- acabaron en los cajones de las máquinas tragaperras de todo tipo que pueblan bares, bingos y salones de juego por toda la geografía. Un lucrativo negocio que movió la nada despreciable cantidad de 1.659 millones de euros, unos 410 euros por persona, un 14,17% más.

Más apuestas

A las cantidades anteriores hay que sumar lo que recaudan las nuevas máquinas de apuestas deportivas, que se han convertido en otro filón para las empresas del sector, según los datos de la Generalitat. Además, siguen en plena expansión. Así, el número de terminales operativas se disparó casi un 20% a lo largo de 2016, al pasar de 4.361 máquinas activas a 5.195, de las que 2.000 estaban ubicadas en establecimientos de la provincia de Alicante. Los ingresos de las operadoras crecieron prácticamente en la misma proporción -un 22%- al alcanzar los 292 millones de euros frente a los 239 que consiguieron en 2015. Estas nuevas máquinas han logrado conectar con el público joven aficionado a los deportes -sobre todo al fútbol- que no tiene problemas en visitar uno de los nuevos salones de juego que proliferan por todas las poblaciones cuando nunca se acercarían a otro tipo de locales con juegos con más tradición en España, como el bingo.

Aún así, a estos últimos tampoco les van del todo mal las cosas. Aunque la venta de cartones para el bingo tradicional sigue de capa caída -con un descenso del 2,2%-, la irrupción del bingo electrónico compensa sobradamente esta caída y el resultado final es un aumento del 17,14% en los ingresos de los operadores, que en 2016 sumaron 341,3 millones de euros en el conjunto de la autonomía y unos 155 millones en Alicante.

Así, de todos los juegos presenciales el que menos creció el año pasado fueron los casinos, que apenas mejoraron sus cifras un 5,42%, según las mismas fuentes. El problema, en este caso, es la caída del número de visitantes que recibieron estos locales, que pasaron de 712.549 a 693.298, y que sólo el mayor gasto realizado por cada uno de ellos logró compensar. Aunque, para ser rigurosos, habría que decir que fue el mayor gasto en las tragaperras de tipo C -exclusivas de los casinos- lo que permitió elevar su facturación a pesar del menor número de jugadores.

Loterías del Estado

Curiosamente, a quien no le fue tan bien el año pasado en la autonomía fue a la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado. La Lotería Nacional se mantiene como el segundo juego de azar que más recauda en la Comunidad Valenciana, con 633 millones de euros -unos 156 euros por persona al año- pero sólo creció un 2,09%, muy por debajo de la media del sector. Además, al estancamiento en la venta de décimos hay que sumar el retroceso que experimenta el gasto en Lotería Primitiva y el resto de sorteos similares, que sumaron 376 millones, un 2,08% menos que en 2015, seguramente por la sensación de que resulta bastante difícil resultar premiado.

Algo mejor lo hizo la ONCE con sus sorteos, que lograron ingresar 225 millones, un 4,16% más. Aún así, por debajo de las cifras que registraba, por ejemplo, en el año 2013. Al igual que ocurre con la Lotería, la organización que se encarga de ayudar a las personas con discapacidad visual tiene problemas para atraer nuevos colectivos que puedan reemplazar a los jugadores de mayor edad aunque trata de corregirlo con campañas de promoción dirigidas a públicos más jóvenes y con nuevos sorteos y juegos como el rasca.

Por otra parte, la memoria de la Dirección General de Tributos y Juego de la Generalitat también recoge que el año pasado se abrieron 335 expedientes de sanción, 104 por faltas muy graves. Unos expedientes que acarrearon más de un millón de euros en multas a los distintos operadores implicados. Las inspecciones practicadas aumentaron un 40%.

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