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Más del 60% de las casas que se venden en la provincia se pagan al contado

La concesión de hipotecas repunta un 19% hasta el mes de agosto pero aún son mayoría las adquisiciones que se realizan sin recurrir a financiación

A pesar de que las entidades financieras han abierto definitivamente el grifo de las hipotecas y de que cada vez ponen más facilidades para la concesión de préstamos, lo cierto es que, a día de hoy, más del 60% de las compras de casas que se registran en la provincia se siguen abonando al contado. Un porcentaje que responde a la realidad de un mercado en el que los extranjeros, los inversores que compran para alquilar y las familias con más posibilidades son las que copan la mayoría de las operaciones, a la espera de que la situación se normalice definitivamente.

Los datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística no dejan lugar a dudas. Hasta el pasado mes de agosto se vendieron en Alicante 23.435 viviendas pero sólo se escrituraron 9.146 hipotecas para financiar la adquisición de casas, lo que significa que el 61% de las compras se realizó sin necesidad de contratar un crédito. Es decir, que se pagaron a tocateja.

Es justo la situación opuesta de lo que ocurría durante los años del boom inmobiliario, cuando se contrataban muchas más hipotecas que casas se vendían porque muchos aprovecharon la manga ancha de los bancos para financiar otro tipo de compras o inversiones mediante este tipo de préstamos. Tras el estallido de la burbuja, la actividad crediticia se desplomó por los problemas que atravesaron la mayoría de entidades, hasta que en el año 2013 las operaciones al contado alcanzaron su máximo, con un 66% del total.

Desde entonces la situación ha ido mejorando y las entidades vuelven a incentivar la comercialización de hipotecas -de hecho, las 9.146 concedidas entre enero y agosto de este año suponen un 19% más de las que se otorgaron en la provincia en el mismo periodo de 2016- pero las operaciones al contado siguen siendo mayoritarias. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que la mayor parte de los compradores actuales disponen del dinero necesario y no quieren ni oir hablar de endeudarse innecesariamente, como reconocen todos los profesionales consultados.

Jubilados con ahorros

En este sentido, desde Solvia señalan que hasta el 56,84% de las ventas que han realizado este año en la provincia han sido al contado y apuntan a la elevada presencia de extranjeros entre los compradores como uno de los principales motivos de este porcentaje tan elevado. Se trata de personas de edad elevada -la media se sitúa en los 45,4 años aunque el grupo más numerosos son los jubilados, según la inmobiliaria propiedad del Sabadell-, que suelen contar con suficientes fondos propios, ya sea en forma de ahorro o, bien, tras vender la vivienda que tenían en su país.

Tampoco es infrecuente que aquellos que necesiten algo de financiación la traigan contratada de su país, con lo que el resultado es el mismo.

En el caso de la demanda nacional, la inmobiliaria destaca que «predomina el comprador de vivienda de reposición». Es decir, familias que ya tienen una casa y que quieren cambiar para mejorar tras haber ahorrado lo necesario, en ocasiones ayudados por la venta de su vivienda anterior. En esta misma línea, la presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Alicante, Marifé Esteso, añade que en muchos casos se trata de personas que llevaban años con la intención de dar este paso pero estaban a la espera de que la situación se normalizase, lo que les ha permitido aumentar la cantidad que tenían ahorrada y prescindir de los créditos. Es lo que se conoce como demanda embalsada.

Por último, el vicedecano del Colegio Notarial de la Comunidad, Delfín Martínez, señala que también hay que tener en cuenta la presencia de numerosos inversores que han decidido volver a apostar por el negocio inmobiliario ante la nula rentabilidad que ofrecen los depósitos bancarios. Compradores que adquieren pisos para sacarlos luego al mercado del alquiler y que tampoco necesitan financiación. A todo ello, Martínez también suma cierta aversión al endeudamiento entre la población, tras los problemas que vivieron muchos ciudadanos durante la crisis.

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