La franquicia se ha convertido en una de las fórmulas de negocio con potencial al alza. Cada vez son más los autónomos, emprendedores e inversores que apuestan por una fórmula que les permite adentrarse en el mundo corporativo y rentabilizar pronto su negocio sin tener que realizar un gran desembolso.

La incorporación de nuevas marcas con mayor flexibilidad y adecuación al mercado ha obligado a las cadenas franquiciadoras a reducir los niveles de inversión exigidos, así como a adaptarse a las demandas de un cliente con menor poder adquisitivo. En este escenario crece con fuerza la franquicia barata o low cost, en la que el coste total de implantación es inferior a 20.000 euros, partida que incluye canon de entrada, fianza y la adecuación del local con muebles, ordenadores y el resto de objetos que sean necesarios para poner en marcha el negocio. Este desembolso inicial reducido facilita la recuperación de la inversión y que el negocio sea rentable en poco tiempo.

Las franquicias económicas están ya en todas las áreas de actividad. Sectores como hostelería, moda, salud, marketing, estética o inmobiliario ofrecen la posibilidad de abrir un establecimiento bajo la protección de una marca ya consolidada, invirtiendo una cantidad de dinero asequible a cualquier bolsillo. Es el caso de la dispensadora de perfumes Perfumatic, con una aportación de 2.000 euros; Help Piojitos, que exige un desembolso mínimo de 7.200 euros; la firma de limpiezas ecológicas Doctor Clean, con 2.500 euros; Coffee News, 3.900 euros; la marca de impresión en frutas y flores Speaking Roses, 2.965 euros; la marca de diseños en camisetas y tazas Friking, con 9.000 euros; la de comida barata La Andaluza, con 4.000 euros; o la enseña de actividades y eventos Sportmadness, de 5.000 euros. En la misma línea destacan establecimientos tan populares como 100 Montaditos, La Mafia, La Sureña o Don Piso.

No existen franquicias sin riesgo y los inversores deben tener en cuenta que el bajo desembolso no implica que la decisión de entrar en el negocio se debe tomar a la ligera. Es necesario examinar detalladamente la actividad con el fin de acertar con su rentabilidad, así como tener en cuenta gastos fijos como seguros e impuestos y las partidas que pueden variar, como la materia prima.

Es importante la visión y objetivos del dueño de la marca o cómo es su servicio, el apoyo que ofrece al franquiciado o las garantías que promete sobre las ventas o de retorno de la inversión. La franquicia se debe escoger en función de las capacidades del inversor, ya que no es lo mismo vender complementos de ropa que ofrecer servicios de marketing, y además es primordial considerar que el éxito del negocio también viene marcado por el lugar donde se ubica el establecimiento. Otro punto a examinar es si una vez abandonada la franquicia existen cláusulas que impidan desarrollar el negocio operando bajo una marca propia conservando la clientela ya consolidada, sin perder de vista nunca aspectos como las expectativas de negocio, porque al operar con una inversión reducida se tiende a tener perspectivas menores de rentabilidad económica.