Desde niños nos han contado que casi tres cuartas partes de la Tierra es agua. Hemos estudiado los ríos, los lagos, los mares y los océanos y, también, fenómenos atmosféricos como la lluvia, la nieve o el granizo. Parece que el agua nos rodea y que es infinita, pero no es así, el agua es un recurso limitado que, además se ve cada día más amenazado por el crecimiento de la población urbana, la sobreexplotación y el cambio climático global.

Sólo el 3% del agua del planeta es dulce y, de ella, únicamente el 0,007% es apta para el consumo humano. ¿Suficiente para todos? La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que como mínimo cada uno de nosotros debemos consumir 50 litros por habitante y día, pero lo cierto es que esta cifra se acerca más o menos a la realidad dependiendo del punto del planeta en el que nos encontremos. Mientras que en EEUU el consumo es de 215 litros y en España de 132 litros, se cifran en 700 millones las personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable. Y la situación se agravará. Con la falta de lluvias dejando vacíos pantanos y embalses, la agresiva industrialización contaminando el medio ambiente en algunos países y la población multiplicándose, todo apunta a que la mitad de los habitantes del planeta podrían no disponer de agua potable para consumo o saneamiento en 2080.

Disponer de agua en cantidad y calidad es un elemento necesario en una sociedad de bienestar y clave para la prosperidad económica de cualquier territorio. Por estos motivos, la sensibilización, la gestión inteligente del agua y las nuevas tecnologías cumplen un rol fundamental.

¿El agua del grifo es cara? En España el agua del grifo tiene un precio bastante asequible, de ahí, que unido al falso mito de que este recurso es inagotable, nos haga caer en la falta de control y el derroche. A pesar de ser uno de los países con mayor escasez de agua de Europa, el gasto medio en este suministro representa el 0,9% del gasto familiar mensual, muy por debajo del coste de otros servicios de primera necesidad y lejos del 3% marcado por la ONU como cifra límite de asequibilidad del Derecho Humano al Agua. La tarifa del agua es aprobada siempre por la autoridad competente y viene condicionado, principalmente, por las circunstancias específicas en las que se presta el servicio de la gestión de su ciclo. Actualmente, el precio medio del agua en España es 1,66 €/metro cúbico. Por lo que cuesta una caña de cerveza pagamos el equivalente a más de dos días y medio de consumo de agua de una vivienda de una familia de tres miembros.

A pesar de esta realidad, muchos consumidores, intentando malabares con la economía doméstica, se quejan de que la factura del agua es cada año más abultada. Si el agua es un bien de primera necesidad que cae del cielo, si está en la naturaleza? ¿por qué no es gratis? Desde que se recoge hasta que llega al grifo, el agua recorre un largo camino que incluye varias fases, altamente complejas, que requieren por parte de las compañías que prestan este servicio conocimiento, numerosas infraestructuras y recursos. La gestión del ciclo integral del agua comprende la captación, ya sea en desaladoras-en zonas cercanas al mar- o embalses; el tratamiento y la potabilización, donde se eliminan impurezas y microorganismos y se prepara para el consumo humano; y la distribución, pero también, la recogida de las aguas usadas y su posterior depuración para su devolución al medio natural en condiciones óptimas. Cada vez que abrimos el grifo se activa una enorme red de infraestructuras que vertebra la superficie de nuestro país y en la que a cada uno nos tocarían 5 metros de tubería.

Efectivamente el agua es un derecho universal y debe garantizarse su accesibilidad y asequibilidad. Del mismo modo, es un bien sin precio en el mercado y de titularidad siempre pública y las empresas especializadas que se encargan de llevar el agua hasta nuestros hogares no venden agua sino que prestan y facturan un servicio tan esencial como complejo y, en ocasiones, desconocido por el ciudadano.

En España, con un modelo mixto público- privado la distribución de la población abastecida por entidades de carácter público y privado o mixto se mantiene en equilibrio. Junto a los operadores públicos, destacan empresas privadas de gestión integral de agua como Aqualia, la primera en nuestro país, la tercera en Europa y la sexta del mundo. Esta compañía, que en la actualidad está desarrollando una campaña sobre los falsos mitos de la gestión del agua en www.informacionrealdelagua.com, garantiza que, en todos los municipios, sobre todo en los más pequeños, el suministro de agua tenga un nivel de calidad equivalente al de una gran ciudad al poner a su servicio infraestructuras y equipamientos que de otra manera serían inasumibles.