El auge de las webs de alquileres turísticos ha llevado a que los más avispados ya hayan encontrado la manera de hacer negocio con la propiedad ajena y prácticamente sin arriesgar un euro de su propio bolsillo. Así, según alertan desde el Colegio de Notarios de la Comunidad, ya se están detectando en la provincia los primeros de dueños de pisos que descubren que su inquilino, en realidad, nunca ha tenido intención de residir en la casa y se decida a subarrendarla a través de estos portales para sacarle rendimiento. Una práctica completamente ilegal y que supone un buen disgusto para quien la sufre, que debe recurrir a los juzgados para recuperar el control de su propiedad.

«Era algo que habíamos visto que ocurría en las grandes ciudades, en Madrid y Barcelona, pero en los últimos meses hemos empezado a recibir consultas en las notarías de Alicante», asegura el vicedecano del colegio, Delfín Martínez. Al respecto, Martínez asegura que todavía son casos «puntuales pero que nos han llamado la atención porque era algo que, hasta ahora, no ocurría».

En la mente de todos está el suceso de la mujer barcelonesa que el pasado mes de junio tuvo que alquilar su propio piso a través de AirBnB e instalarse en él como «okupa» para poder recuperarlo, tras descubrir el negocio que se había montado su supuesto inquilino. Como ocurrió entonces, los propietarios suelen enterarse del engaño por casualidad, por el aviso de algún vecino o conocido. En uno de los casos detectados en Alicante fue cuando los turistas que habían alquilado el piso se dejaron las llaves dentro y llamaron a la puerta de al lado para que les abriera. El vecino avisó al dueño para que les facilitara un nuevo juego y fue cuando recibió la sorpresa.

Consentimiento expreso

La Ley de Arrendamientos Urbanos permite el subarriendo de habitaciones pero sólo si existe un consentimiento expreso por parte del propietario del inmueble y, lo cierto, es que se suele dar la situación contraria. Es decir,que la mayoría de los contratos de alquiler -al menos, cuando los redacta un profesional- normalmente incluyen una cláusula dejando bien claro su rechazo a esta práctica. Además, la legislación también señala que la suma de los subarriendos no puede superar el precio que paga el inquilino principal al dueño legítimo del inmueble. De esta forma, quienes alquilan para subarrendar la vivienda están incumpliendo ambos preceptos, sin tener en cuenta otras obligaciones específicas de los alquileres turísticos, como la necesidad de registro de la vivienda o de comunicación de la identidad de los turistas que se alojan en el piso.

En cualquier caso, a tenor de las cifras que se manejan, parece que el engaño sale muy rentable. «En temporada alta se llegan a pedir hasta 100 euros diarios por un apartamento en la Playa de San Juan. Si lo gestionas bien puedes sacar en tres meses más que con un alquiler de larga temporada durante todo el año», asegura el responsable de la inmobiliaria Remax Ábaco, Juan Carlos Sempere, quien asegura que todavía no se ha encontrado con ningún caso como los citados por los notarios aunque no se muestra nada sorprendido.

En cuanto a los pasos que deben seguir los propietarios que se encuentran con esta desagradable sorpresa, lo cierto es que su única alternativa es ir a los juzgados y pedir la resolución del contrato. Posteriormente, una vez autorizado, será el juez el que decrete el desahucio del falso inquilino y la recuperación efectiva de la propiedad. En estos casos no suele haber demasiadas complicaciones ya que el inquilino no se considera una persona en situación de vulnerabilidad, que deba protegerse.