Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Vinos alicantinos se hacen veganos

Bodegas de la provincia responden a la nueva demanda, sobre todo en el extranjero, de productos «bio» o en cuya elaboración sólo intervengan agentes naturales

La innovación en el sector del vino no sólo está dirigiéndose hacia el diseño, ya sean los formatos de las botellas o en la creatividad en las etiquetas, ni hacia el enoturismo. En la provincia, toma cada vez mayor cuerpo la producción y comercialización de caldos ecológicos, en los que ni en la viña ni en la fase de elaboración se utiliza química de síntesis, y la de veganos, en los que durante su elaboración no se emplea sustancia alguna de origen animal.

Incluso, avanzando un paso más, en aras de ampliar la cuota de clientes internacionales, algunas bodegas están elaborando vino «Halal» (sin alcohol, para el consumidor musulmán y con certificación). Y otras, que también destinan superficie de cultivo al olivar, están produciendo y comercializando aceite «Kosher» (con certificación de que su elaboración cumple las normas judías).

Cada vez hay más consumidores que eligen los productos «bio». Usuarios que apuestan por dar más pasos hacia una mejor conservación del medio ambiente y que profesan una filosofía y una cultura de vida más sana y saludable. Esta demanda es la que ha impulsado a bodegas alicantinas a abrirse a estos segmentos. Fundamentalmente, porque sus principales clientes se encuentran en el centro y norte de Europa -como Alemania o Suiza- y son los que más consumen estos productos. Otros destinos importantes del sector, en general, son Estados Unidos, Japón,Canadá o China, que ha crecido un 23,5%, en los siete primeros meses del año en relación al mismo periodo del año anterior, según datos del Consejo Regulador.

En España, sin embargo, el sector del vino está muy maduro. Y el del ecológico, y el vegano, pese a ser este un «mercado emergente, su crecimiento se produce todavía muy lentamente», explicaba Roberto Izquierdo, export manager de Bodegas Pinoso.

Pero, en general, la apuesta por lo ecológico del sector agrícola provincial es una constante y registra una tendencia al alza desde el año 2002. Tanto que, en este ámbito, Alicante ostenta el liderazgo en la Comunidad, ya que más del 58% de la superficie inscrita como ecológica en la autonomía (61.016 hectáreas) está en la provincia, según los últimos datos de la Conselleria de Agricultura. La demanda foránea, tanto de residentes extranjeros en «la terrera» como de otros países europeos, son el factor determinante que han elevado a Alicante a este posicionamiento en la producción ecológica. Y en el caso de la vid, las 1.907 hectáreas dedicadas a cultivo ecológico representan el 18,4% de las 10.356 de la Comunidad Valenciana.

«Consumir comida sin tratamiento de química de síntesis es una mentalidad muy arraigada en países como Alemania o Suiza», aseguraba Gaspar Tomás, director de Bodegas Bocopa, pionera en la provincia desde hace más de 20 años en la elaboración de vinos ecológicos, y que hoy comercializa unas 700.000 botellas al año.En el ámbito de la denominación de origen, la empresa de Petrer comercializa el 50% del vino convencional y ecológico de la demarcación, según explica el directivo.

El ejecutivo señala que, «en realidad, nuestros vinos son veganos al no tener tratamiento de origen animal». Mayoritariamente, la clarificación la realizan por medios físicos (frío o calor). Pero, sobre todo, Gaspar Tomás destaca, en el caso de los caldos ecológicos, que «lo más importante es que todos los años te tienen que certificar». Es el Comite? de Agricultura Ecolo?gica de la Comunidad (CAECV) el encargado de controlar y autorizar que el cultivo y la elaboración del vino se realiza bajo los parámetros ecológicos.

«Recogen muestras de las viñas y la tierra y las mandan para su certificación. E, igualmente, los vinos los controlan en la fase de fermentación y elaboración. Y antes de envasarlo, el Comité lo tiene que aprobar», añadía. La autorización se logra si se verifica que ni en la viña o en el proceso de elaboración se han utilizado química de síntesis.

También en la Cooperativa de Pinoso elaboran vinos ecológicos desde 1997 «como una forma de diferenciarte en el mercado con respecto a tus competidores», sobre todo en el exterior. Al igual que otras bodegas de la provincia, países europeos, EE UU, Japón y China, son los destinos más frecuentes en la exportación, en general.

Una demanda emergente

La empresa se decidió por «una demanda emergente» como la del vino vegano en 2016 con blancos y rosados; «y ahora continuamos con los tintos», indicaba Izquierdo, quien advierte de que la «edición aún es muy limitada», dado que, pese a ser un nicho de mercado potencial, su consumo «es aún muy pausado». El caldo vegano entraría dentro de la demanda de productos ecológicos, si bien su diferenciación estriba en que «en el proceso de clarificación, antes se utilizaban productos de origen animal y ahora el clarificante es de origen vegetal, una proteína que proviene de los guisantes o las patatas», explica Izquierdo.

«Es un mercado pequeño aún, con un perfil de consumidor más concienciado con la conservación del medio ambiente y de una franja de edad, fundamentalmente, joven», añade Roberto Izquierdo.

La lentitud del crecimiento es uno de los hándicap con que se encuentran los innovadores en este campo del sector vitivinícola. De ahí que las bodegas sigan diversificando los mercados y amplíen la cartera de potenciales clientes.

Gaspar Tomas recuerda que hace más de 20 años cuando empezaron en la empresa con los caldos ecológicos «había una gran demanda, pero hoy se ha estabilizado en Europa y en España no acaba de crecer, aunque ya comienza a haber más tiendas que ofrecen productos ecológicos u orgánicos», añade.

Y la diferenciación en su elaboración con respecto a los caldos convencionales «no les resta sabor ni los aroma al producto», añade Gaspar Tomás.

Más joven en el tiempo, Bodegas Francisco Gómez decide apostar «por vocación» por los vinos ecológicos (certificados desde 2010), veganos (certificación V-label en 2015) y biodinámicos (certificación Demeter 2014). Su primera añada en 2004 ya fue ecológica y, al igual que el resto de viticultores alicantinos, para obtener la certificación necesitaron trabajar durante unos años el viñedo con las directrices que marca el organismo de control (CAECV) que está acreditado por la UE, explica Lola Sanchis, del departamento de Enoturismo de esta empresa de Villena.

En el caso de la agricultura biodinámica, la certificación es la Demeter y se autoriza a los que ya disponen de la ecológica. Cumplimentados los criterios de este tipo de cultivo, «en el que se respeta la fertilidad de la tierra, se respeta el medio ambiente y se utilizan métodos de prevención del plagas, en el cultivo biodiná

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats