Las buenas perspectivas económicas está llevando a las empresas alicantinas a reforzar sus recursos para acometer nuevos proyectos de expansión y aprovechar al máximo la ola de la recuperación económica. Sólo en los primeros ocho meses del año las operaciones de ampliación de capital se han disparado un 18% en la provincia, según los datos recopilados por la agencia de rating Axesor, señal inequívoca del interés que despiertan entre los inversores las compañías de la zona, pero también de la confianza de los propios empresarios en las posibilidades de crecimiento de sus negocios.
No en vano, si hace unos años la mayoría de estas operaciones servía para restablecer el equilibrio patrimonial de las sociedades tras las pérdidas ocasionadas por la crisis, en la actualidad el dinero suele destinarse a financiar nuevas instalaciones o el desarrollo de nuevos productos o mercados, según afirman desde la patronal provincial Coepa y confirman también las consultoras con las que ha contactado este diario.
En total, entre enero y agosto de este año han sido 696 las empresas alicantinas que han optado por la ampliación de capital para elevar sus recursos propios frente a las 591 del año pasado. Un aumento de casi un 18%, muy superior al 3,5% que se ha registrado en el conjunto de la autonomía o al 0,7% de la media nacional.
Sin embargo, más significativo aún resulta el importe de estas operaciones, que suma nada menos que 565 millones de euros en estos ocho meses, casi el doble que en el mismo periodo de 2016, según Axesor.
«En el momento actual, las empresas quieren crecer y tienen dos alternativas: o piden el dinero al banco o se deciden por una ampliación de capital, que parece que es lo que están haciendo muchos», explica el presidente de la patronal, Francisco Gómez, que recuerda que precisamente el exceso de endeudamiento fue uno de los principales problemas al que tuvieron que hacer frente gran parte de las compañías al inicio de la crisis, por lo que considera «normal» que ahora intenten evitar el mismo error.
Igualmente, la escasa remuneración que ofrecen las entidades por los depósitos también anima a los empresarios a poner el dinero de su bolsillo, ya que lo ven como una forma de sacarle un mayor rendimiento. Al fin y al cabo, la alternativa es la inversión en Bolsa, que supone invertir en el capital de otra empresa.
Pero, sin duda, la clave está en la mejora de la confianza en el futuro y también en cierto «cambio de mentalidad», según afirma Gómez. «La gente ha perdido el miedo, ve posibilidades y quiere que la empresa perdure para las generaciones futuras, por lo que están apostando por el negocio», apunta el también presidente de la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante. Así, según una reciente encuesta de KPMG, hasta el 84% de estas firmas a nivel nacional tiene previsto acometer inversiones en el corto y medio plazo, la mayoría de ellas -un 55%- para potenciar la actividad principal de la firma.
En cualquier caso, también a las empresas que optan por el crédito para crecer les conviene ampliar capital, ya que así elevan su solvencia y tienen más posibilidades de acceder a préstamos financieros.
