El aumento de la desigualdad y la pobreza, un empleo de menor calidad y toda una generación que se ha visto abocada a prolongar sus estudios o a marcharse al extranjero en busca de una oportunidad laboral son algunas de las consecuencias más visibles que ha dejado la recesión en la provincia y que ayer destacó el director del Instituto de Economía Internacional de la UA, Antonio Escudero, en la presentación del informe Crisis y recuperación de la economía alicantina, que tuvo lugar en la Estación Marítima de Dénia. Escudero fue el encargado de resumir las principales conclusiones y las recomendaciones que incluye el dosier, que repasa la evolución de los principales sectores económicos de la provincia durante los últimos diez años y en el que han participado 19 profesores e investigadores universitarios.

Tras recordar los orígenes de la crisis -y recalcar que, en el caso del sector inmobiliario, fue la entrada de los especuladores lo que propició la aparición de la burbuja-, el también catedrático de Historia Económica dio por hecho la recuperación, puesto que el PIB per cápita alcanzará este año el nivel que tenía en 2008. Sin embargo, dejó claro que la situación dista mucho de la que había entonces. Para empezar porque la tasa de paro se mantiene por encima del 18% frente al 8,5% de aquel año, algo que, en parte, atribuyó al aumento de la población activa. También recordó la importante devaluación que han sufrido los salarios y el «gran impacto» que ha tenido la crisis sobre la desigualdad, hasta el punto que señaló que España es, a día de hoy, «uno de los países europeos con peor distribución de la riqueza». No en vano, en uno de los capítulos del dosier, que el propio Escudero citó, se señala que hasta un 26% de los hogares de la provincia es pobre.

Del mismo modo, en el repaso de los diferentes apartados del informe, el experto también hizo hincapié en las consecuencias que la crisis ha tenido sobre la educación y el capital humano. La principal es el aumento del número de jóvenes que decidió seguir estudiando tras la etapa obligatoria ante la falta de alternativas laborales, lo que rebajó el nivel de abandono escolar tras la ESO desde el 57% al 37% y también llevó a que muchos de los que habían abandonado el sistema para irse a trabajar en los años del «boom» regresaran a las aulas. Un incremento de matrículas que se percibió especialmente en las aulas de Formación Profesional y que coincidió con la época en la que menos recursos tenía la Administración para atender esta demanda.

Por otro lado, la crisis redujo el índice de inserción laboral de los universitarios, lo que provocó un éxodo de jóvenes formados hacia otros países en mejor situación económica, lo que ha supuesto una enorme pérdida de capital humano.

Pacto social

Frente a esta situación, el dosier recalca la necesidad de elevar la productividad de las empresas y de apostar por la Economía del Conocimiento como vía para dejar definitivamente atrás la recesión y retener todo este talento, como ya se ha apuntado (ver página 36), pero también se aboga por un pacto social para aumentar los salarios; por el desarrollo de nuevas políticas para reducir la desigualdad o, por ejemplo, se recalca la conveniencia de que la Unión Europea desarrolle un verdadero presupuesto común para combatir futuras crisis. Del mismo modo, se aboga por un aumento del tamaño de las empresas industriales para favorecer las exportaciones o por aflorar el alojamiento ilegal, en el caso del turismo.

El informe también incluye apartados específicos sobre el sector de la construcción, el agua, la distribución de la renta o el estado de infraestructuras claves para la zona, como el Corredor Mediterráneo, además de repasar la evolución de las inversiones del Estado en la zona. Igualmente, analiza la evolución del sistema financiero y el proceso que llevó a la CAM a la quiebra.

Además, también pone de relieve la necesidad de que la Comunidad Valenciana mejore su financiación, para que el sector público también pueda actuar de dinamizador de la economía local.