La larga reivindicación para la puesta en marcha de una conexión ferroviaria que una, mediante una vía de ancho internacional, todo el arco mediterráneo -el conocido como Corredor Mediterráneo- ocupa otro de los capítulos destacados del informe Crisis y recuperación de la economía alicantina, el dosier que el Instituto de Economía Internacional de la UA e INFORMACIÓN presentan el próximo lunes en la Estación Marítima de Dénia. Una infraestructura que aún no se ha hecho realidad a pesar de que la primera vez que se puso sobre la mesa fue nada menos que en la década de 1920, cuando los productores de naranjas de la región reclamaron su construcción para dar salida a sus cosechas, como recuerdan en su artículo los ingenieros Armando Ortuño y Jairo Casares.

Desde entonces se volvieron a plantear algunas actuaciones en el Plan General de Ferrocarril de 1979 pero no fue hasta el año 2000 cuando el Ministerio de Fomento empieza a proyectar un corredor de alta velocidad en la zona. Sin embargo, las dudas y titubeos que mostró el Gobierno acabaron dejando al corredor fuera de la Red Transeuropea de Transporte en 2004, lo que impedía su financiación con fondos de la UE. Una situación que se corrigió en 2011, cuando se volvió a incluir.

Al coincidir con el periodo más duro de la crisis se ideó una ingeniosa alternativa que, supuestamente, iba a abaratar su puesta en marcha: el denominado «tercer hilo», que consiste en insertar un tercer carril entre las vías de ancho convencional para que su uso pueda ser compartido por todo tipo de trenes. Una solución que los autores del artículo señalan que sólo puede ser «provisional» ya que la saturación actual de la red exige una doble vía exclusiva para el Corredor Mediterráneo.

Ortuño y Casares recuerdan que el área que debe unir esta infraestructura concentra el 40% de la población española, el 44,5% del PIB y casi la mitad de todas las exportaciones.