El momento más temido por los ahorradores conservadores ya ha llegado. Varias entidades han decidido dejar de remunerar por completo los depósitos a plazo -cuando no los han suprimido directamente de sus carteras- ante el exceso de liquidez que existe en el mercado y la situación de tipos negativos, que impide a los bancos rentabilizar los fondos que captan de esta manera. Ni un céntimo. Un paso más en la lenta agonía del que ha sido, hasta la fecha, el producto de ahorro por excelencia de las familias españolas y que encadena ya cuatro años de declive continuado, desde que el BCE sacó la artillería para defender el euro.

«Ninguna de las grandes entidades españolas apuesta ya por los depósitos, que durante mucho tiempo utilizaron para captar clientes. Ahora se han volcado en la tecnología, las aplicaciones de móviles, los gestores personales, en definitiva, por mejorar los servicios que ofrecen para captar a esos clientes», apunta Lucía Veiga desde el portal especializado iAhorro.com. «Los ahorradores conservadores lo tienen muy difícil en estos momentos», confirma también Javier Mezcua, del comparador Helpmycash, quien señala que los bancos españoles son especialmente tacaños y que en otros países europeos a los que también afecta la política del BCE «las rentabilidades son algo mejores».

Todo un síntoma de que los depósitos podrían haber entrado en sus últimos estertores es que ING, una de las entidades que hizo bandera de este producto, decidía esta misma semana cancelar su depósito de bienvenida, que ofrecía hasta un 1%, eso sí, solo durante un par de meses. El banco holandés todavía mantiene su Depósito Naranja, con un rentabilidad del 0,10% a 13 meses.

En cualquier caso, un simple vistazo a las webs de los principales operadores ofrece un panorama desolador para quien no esté dispuesto a traspasar su dinero a un fondo de inversión. Bankinter paga apenas un 0,15%, una cantidad que eleva hasta el 0,50% si se está dispuesto a comprar productos adicionales de la entidad. Nada que ver con los depósitos sin condiciones que regían hasta ahora.

En el caso de Bankia, su Depósito Creciente ofrece desde un 0,02% hasta el 0,06%, si se mantiene la inversión hasta tres años. Eso sí, si se opta por un pago en especie, se puede conseguir hasta un 0,65% en ollas, vajillas o cuberterías.

Tampoco el BBVA se muestra más generoso. La entidad presidida por Francisco González abona un 0,02% por su depósito online y, como alternativa, ofrece un depósito combinado -con un fondo- que paga «hasta» un 0,75%. Claro que peor lo tienen los clientes de los otros tres grandes. En el Sabadell reconocen abiertamente que ya no remuneran con ninguna cantidad los depósitos y que no es un producto que quieran potenciar.

Por su parte, Santander y Caixabank ni siquiera los ofrecen en sus webs en abierto, aunque esta última si permite contratarlos para los usuarios de Línea Abierta, eso sí, al 0,00%, según los datos facilitados por Helpmycash. Desde la entidad catalana aseguran, no obstante, que en oficina realizan ofertas personalizadas para cada cliente.

Las ofertas actuales

Con este panorama, quien aún insista en contratar este producto y quiera sacarle algo de rentabilidad «deberá recurrir a la banca online o a las entidades extranjeras que quieren hacerse un hueco en España», según apunta la experta de iAhorro. Por ejemplo, Sefl Bank paga hasta un 2% por las imposiciones, eso sí, sólo durante tres meses. Banca Farmafactoring, una entidad italiana que quiere ganar algo de cuota en España, abona hasta un 1,65%; y el francés Crédit Agricole da un 1,25%.

Eso sí, por lo general la mayoría de ofertas son con unos plazos mucho más cortos de los que se daban anteriormente y también suelen limitar la cantidad que se puede invertir, o exigir un mínimo, en otras ocasiones.

La alternativa real que tratan de potenciar las entidades -más allá de los citados fondos de inversión- son las cuentas remuneradas. Eso sí, a diferencia de los depósitos de toda la vida, éstas exigen una fuerte vinculación a los clientes, lo que se traduce en la obligación de domiciliar la nómina, los recibos o en la contratación de seguros y otros productos, según explica Mezcua.