Mientras la gran mayoría de las familias todavía tiene problemas para llegar a fin de mes y una gran parte de los trabajadores sigue con el sueldo prácticamente congelado, la mejora económica está favoreciendo que el número de ricos de la Comunidad Valenciana no deje de crecer. Al menos así se desprende de la última estadística sobre el Impuesto del Patrimonio que ayer publicó la Agencia Tributaria y que señala que en 2015 -el último ejercicio con datos cerrados- la cifra de ciudadanos obligados a satisfacer este tributo, que grava exclusivamente a los más pudientes, aumentó en casi 800 personas, 764 para ser exactos.
O dicho de otra forma, que en un solo año el número «oficial» de ricos de la Comunidad se incrementó un 4,05%, un volumen sin parangón desde que en 2011 se recuperara este impuesto para dar a las comunidades autonómas una nueva fuente de ingresos con la que hacer frente a los estragos que causó la crisis en las arcas públicas. Sin duda, unos datos que dan argumentos a quienes critican que la recuperación económica no se está distribuyendo de forma homogénea entre toda la población.
Así, en total ya son 19.616 los constribuyentes valencianos obligados a tributar por la riqueza que acumulan, lo que significaba hasta ese año que poseían un patrimonio neto (a grandes trazos, el valor de sus posesiones menos el importe de sus deudas) de al menos 700.000 euros, o eran titulares de bienes por un importe superior a los dos millones de euros. A partir de 2016 la Generalitat rebajó el mínimo exento a los 600.000 euros.
De esta forma, la valenciana se consolida como la segunda autonomía con más contribuyentes por este concepto, sólo por detrás de Cataluña, donde el mínimo se sitúa en 500.000 euros, lo que dispara la cifra hasta los 72.716. Por detrás de la Comunidad se sitúan Andalucía, con 17.700 ricos; Madrid, con 16.977 (aunque en el caso de la capital sólo presentan declaración quienes poseen más de dos millones en bienes porque el impuesto está bonificado al 100%), o Aragón, con 9.819. En el otro lado, las regiones con menos ciudadanos acaudalados son Extremadura, con 907 contribuyentes por Patrimonio, y La Rioja, con 2.207.
En cuanto al importe de las fortunas declaradas por las clases altas valencianas, en 2015 la media se situó en 2.930.397 euros, casi 32.000 euros más que un año atrás. Esto coloca a los ricos de la Comunidad ligeramente por debajo de la media nacional, que alcanza los 3.087.832 euros, y muy lejos de los 8.854.643 que declara cada uno de los ricos madrileños, los que mayores fortunas poseen, según los datos que maneja la Agencia Tributaria.
Pocas joyas y muchas acciones
En total, los 19.616 contribuyentes del Impuesto de Patrimonio de la Comunidad Valenciana acumulan una riqueza conjunta de 57.482 millones de euros, una cifra equivalente al 56,5% del PIB autonómico. La mayoría de esta cantidad -más de tres cuartas partes- es capital mobiliario, es decir, participaciones empresariales, depósitos bancarios, seguros, etc. En concreto, los ricos de la autonomía poseen hasta 31.307 millones en acciones de distintos tipos -la mayoría correspondientes a la empresa familiar que regentan o de la que son socios-, tienen otros 5.923 millones en fondos de inversión (uno de los apartados que más creció en 2015) y otros 5.791 millones en cuentas corrientes o depósitos a plazo. Por el contrario, las inversiones inmobiliarias sólo representan un 17,8% de su patrimonio total, con unos 10.211 millones, y las joyas y obras de arte -que también suelen ser otro sistema de acumulación de riqueza- apenas suman 79,6 millones, el 0,1% del total. Claro está que ésto es lo que se declara a Hacienda.
Por último, como resultado de estas declaraciones, la Generalitat ingresó en 2015 unos 110 millones de euros, lo que supone una media de 5.952 euros por cada contribuyente del Impuesto sobre el Patrimonio.
