La acción de oro, el voto de calidad en el entramado societario de los Sala considerado por la Policía el móvil de la muerte de María del Carmen Martínez, la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala asesinada de dos disparos en la cabeza el 9 de diciembre,volvió ayer a marcar la primera junta de socios que se celebra tras el crimen.

El hijo mayor de la víctima, Vicente Sala Martínez, tuvo que hacer uso de esta participación privilegiada para sacar adelante las cuentas tanto de Samar Internacional, la empresa de los plásticos y el motor económico del emporio familiar, como las de la Compañía de Resinas, donde se encuentra el patrimonio inmobiliario.

Sus hermanas Mar, Antonia y Fuensanta, que juntas poseen el 60% y que a diferencia del primogénito no asistieron a la junta y estuvieron representadas por sus abogados (al igual que sus hijos, a quienes el año pasado, en plena batalla por el control empresarial, les cedieron una acción) se abstuvieron o votaron en contra de todos los puntos, que finalmente se aprobaron gracias a la acción sobre cuyo uso alertaron los representantes de las tres mujeres.

El traspaso de esta participación de María del Carmen a su hijo, cumpliendo la voluntad expresada por su marido en el testamento, se produjo en septiembre del año pasado. En una turbulenta junta (la última a la que asistió la fallecida) y haciendo uso precisamente de este privilegio, María del Carmen no sólo materializó ese traslado sino que nombró a su primogénito administrador único tras suprimir el consejo de administración del que también formaban parte sus otras tres hijas.

Aquel acuerdo,no obstante, no pudo inscribirse en el Registro Mercantil al ser preceptiva la unanimidad y no sólo la mayoría con la que fue aprobado. Sin embargo, al no existir ninguna impugnación ni medidas cautelares, el notario no puso ayer objeción a que Vicente Sala hiciera valer la polémica acción, lo que puede dar lugar a respuestas por la otra parte.

Beneficios

Entre los puntos en los que las tres hermanas se abstuvieron se encuentra el reparto de 650.000 euros en dividendos, otro de los temas de fricción y el detonante en julio del año pasado de la destitución de Vicente Sala como presidente del consejo de administración por parte de sus hermanas. El inicio de una guerra sin cuartel con María del Carmen, su primogénito y su hermana en un bando y sus otras tres hijas en el otro.

En esta ocasión, las tres mujeres se han abstenido sin argumentar los motivos (la misma política que han seguido en el resto de los puntos)la misma postura que ha adoptado su hermano, que había hecho la propuesta. Fuentes de la empresa explicaron que la cantidad es la misma que cada una de las tres hubiera percibido de haber seguido siendo consejeras, cargo que no ocupan desde el pasado septiembre.

En la junta, que se prolongó por espacio de una hora y se celebró en la notaría (a diferencia de reuniones anteriores que tenían lugar en la sede de la empresa, ubicada en la misma finca de la avenida de Dénia de Alicante donde toda la familia tiene sus residencias familiares) las tres hermanas tampoco aprobaron la gestión en la Compañía de Resinas, de la que su madre fue apoderada desde el 16 de septiembre hasta su muerte.

De los doce puntos que conformaban el orden del día, Vicente Sala, que ejerció de presidente de la junta, retiró la transmisión de acciones a una mercantil en la que él figura como administrador único y su mujer, como apoderada, «para evitar más fricciones».